Musica Que Alaba a Dios

Adore en Espíritu y Verdad

por Randy Sheeks

Las iglesias llenas del Espíritu siempre han sido conocidas por su música. A pesar de los cambios que vemos en la iglesia de hoy, la música todavía es valorada como una parte importante y esencial de los servicios de adoración. Incluso el término, “alabanza y adoración”, se refiere a la parte musical de un servicio, aunque sabemos que el culto abarca mucho más.

Existen muchísimos debates y comentarios sobre el tema. A veces las iglesias tienen que considerar, definir y hasta defender la clase de música que utilizan en el culto. Gran parte de este debate gira en torno al estilo. Sin embargo, cuando tomamos en cuenta la adoración musical, el enfoque más importante debe ser: ¿Qué Dios espera en la adoración? ¿Qué tipo de culto musical rinde homenaje a Dios? ¿Cuáles son sus normas y cualidades para nuestra música? Dios probablemente no tiene un estilo musical favorito, pero la Biblia nos enseña muchísimo sobre la clase de culto que le agrada. Al describir la verdadera adoración, Jesús dijo: “Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren” (Juan 4:24). ¿De qué manera la música de la iglesia puede dirigir al pueblo a la adoración
verdadera? Estos principios bíblicos sirven de guía:  Dios toma en serio la adoración

El Antiguo Testamento incluye muchos capítulos sobre los requisitos y las especificaciones de los sacrificios para Dios. Dios describe detalladamente el método para ofrecer un sacrificio que valga la pena. En los tres primeros capítulos de Levítico se repite esta frase sobre el sacrificio a Dios: ofrenda quemada de olor grato para Jehová. No cabe duda que esto aplica a nuestras ofrendas musicales. Dios está buscando música que sea un regalo especial, un aroma agradable.

Todos los líderes de la adoración deben ver la música incluida en el servicio como una ofrenda quemada para Dios. Las cosas que son un regalo especial son preparadas y presentadas con atención y excelencia. Un regalo especial refleja la alta estima por el carácter y los intereses del homenajeado. Con esto en mente, los líderes del culto deberían hacerse las siguientes preguntas:

• ¿Son la música y las letras apropiadas para una ofrenda especial al Señor?
• ¿El estilo de vida del equipo de adoración es olor grato para el Señor?
• ¿Ha preparado adecuadamente la música?
• ¿Hemos atentido todos los detalles de la experiencia de culto? (vestimenta, sonido, proyección de imágenes y palabras, iluminación, etc.)

La adoración es corporativa. Algo único sucede cuando el pueblo se reúne en el culto. Por ejemplo, el día de Pentecostés, los creyentes estaban unánimes cuando Dios derramó su Espíritu. La adoración íntima es un componente necesario de la vida cristiana, pero no reemplaza el culto corporativo. John Witvliet, director de Instituto Calvino de Adoración Cristiana, dice: “Durante la adoración pública, cantamos, oramos, escuchamos y recibimos juntos los dones de Dios. En la adoración la congregación es mayor que la suma de los presentes”. Por lo tanto, cuando la iglesia se reúne, los pastores y líderes de la adoración deben acoger esa naturaleza corporativa. Hoy en día los servicios parecen “dirigidos sobre el escenario” y la gente en las bancas o sillas queda de espectadora de los “adoradores musicales”. Las canciones seleccionadas deben ser fáciles de cantar para toda la iglesia. Esas canciones tienen melodías sencillas y están arregladas para todos los tonos.

Tenga en cuenta lo siguiente:
• ¿Participa la congregación en el culto a través de la música?
• ¿El repertorio de canciones facilita la participación?
• ¿Representa todas las voces de la congregación? ¿Les ayuda el estilo?

La adoración señala hacia Dios. La adoración colectiva describe la majestad, el carácter y los atributos de Dios. La música tiene el poder de llevar un mensaje profundo. El poeta alemán Heinrich Heine dijo: “La
música empieza donde acaban las palabras”. ¿Qué mejor medio para proclamar la grandeza de nuestro Dios? Las alabanzas seleccionadas para el culto claramente deben dirigirnos hacia Dios y ayudarnos a comprenderlo. El teólogo A.W. Tozer nos desafía con estas palabras: Eso que viene a nuestras mentes cuando pensamos en Dios es lo más importante sobre nosotros… ninguna religión ha sido más grande que su idea de Dios.

La adoración es pura o superficial según sean los pensamientos sobre Dios. En el alma hay una ley secreta que nos mueve hacia nuestra imagen mental de Dios. Siempre lo más revelador de la iglesia es su idea de Dios, así como su mensaje más importante es lo que ella dice o calla sobre él, pues su silencio es más elocuente que su discurso.

La música ha ganado un lugar prominente en la adoración con este fin: poner los atributos de Dios en los labios de la gente. Cuando el pueblo está verdaderamente abierto a Dios, él mueve esa verdad de sus labios a su alma. ¡Llevar a Dios al alma de cada persona suena a una verdadera experiencia de adoración! Los líderes de la adoración querrán asegurarse de que las letras de las canciones incluyan descripciones dignas y precisas de Dios.

Los arreglos de la canción y la presentación deben destacar a Dios por encima del intérprete o la letra. Hay que hacer un esfuerzo consciente para llevar las verdades profundas acerca de Dios al corazón del pueblo. Estas preguntas deben ser útiles en la presentación y selección de canciones:
• ¿Cuáles atributos de Dios celebra?
• ¿Deja a la gente pensando en Dios o en la actuación musical?
• ¿Los líderes llaman la atención a sí mismos o a Dios?

La adoración es transformadora Una persona que se encuentre con Dios debe salir cambiada. Isaías relata una experiencia de adoración que termina con una transformación. Al principio del capítulo 6 tiene esta
condición: “¡Ay de mí que soy muerto!…siendo hombre inmundo de labios”. Después de encontrarse con Dios, proclama: “Heme aquí, envíame a mí”. La adoración musical debe llevar al pueblo a una transformación. Este debería ser el objetivo de la adoración. Claro está, esto no se logra solamente
con la música, sino junto con la Palabra. La parte musical del servicio prepara el corazón de los adoradores para que reciban la Palabra.

Una vez fui regañado por una miembro de una congregación donde servía porque estaba siendo demasiado creativo con las artes. Ella me dijo: “¡La Palabra de Dios no necesita ayudas!”. Estoy totalmente de acuerdo con ella, pero a veces tenernos que usar una palanca para abrir los corazones y las mentes de la gente. ¡La música puede y debe contribuir en esto! Los encargados de la planificación de la parte musical del servicio podrían facilitar el proceso transformacional si viesen la adoración como si fuera un viaje. Los líderes del culto, de principio a fin, guiados por el Espíritu Santo, deben conducir al pueblo a encontrarse con Dios. Deben buscar la dirección de Dios para el servicio y prepararse para guiar al pueblo.

Los músicos deben trabajar con sus pastores para presentar un camino claro para el adorador en cada servicio. Estas preguntas son útiles:
• ¿He buscado la dirección de Dios sobre a dónde debo guiar al pueblo?
• ¿Preparará la música al pueblo para la Palabra?
• ¿Tenemos una idea o tema especial? ¿Sabré transmitir esa idea?
• ¿Ofrecen nuestros servicios la oportunidad de escuchar y responderle a Dios?
• ¿Esta experiencia de música y adoración les recordará su pacto con Dios y los inspirará a ser fieles?

La Biblia ofrece más instrucciones para la adoración de las mencionadas aquí. La conclusión es: tanto los pastores como los músicos tienen la enorme responsabilidad de ser fieles a la Palabra de Dios durante la planificación del culto. En la apretada agenda de pastores y líderes es fácil que los servicios sigan la tradición (“lo mismo de siempre”) o que dependamos de que Dios nos rescate y cubra nuestra falta de
preparación (todo caerá en su sitio, como siempre). El pueblo a nuestro cargo desesperadamente necesita una conexión con el Todopoderoso. ¡Hagamos todo lo posible para ayudarles a encontrarlo!

Randy Sheeks es profesor de música sacra en la Universidad de Lee (www.leeuniversity.edu).

“¿Qué debo hacer entonces? Pues orar con el espíritu, pero también con el entendimiento; cantar con el espíritu, pero también con el entendimiento” (1 Corintios 14: 15, NVI).

“Puso en mis labios un cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios. Al ver esto, muchos tuvieron miedo y pusieron su confianza en el Señor” (Salmo 40:3, NVI).

Nota: Algunas de las ideas en este artículo han sido inspirados en los siguientes libros de culto:
• Rory Noland, El artista adorando (Grand Rapids: Zondervan, 2007).
• Cherry de Constanza, El arquitecto de culto (Grand Rapids: Baker Academics, 2010).
• Greg Scheer, El arte de culto (Grand Rapids: Baker Books, 2006).

¿Por qué deben los cristianos estudiar teología?

Wayne Grudem.

¿Por qué deben los cristianos estudiar teología sistemática? En otras palabras, ¿por
qué debemos tomar parte en el proceso de recoger y resumir las enseñanzas de muchos
pasajes bíblicos individuales sobre temas particulares? ¿Por qué no seguir simplemente le-
yendo la Biblia regularmente todos los días de nuestra vida?

La razón básica. La razón más importante para estudiar la teología sistemática es
que nos capacita para obedecer el mandamiento de Jesús de enseñar a los creyentes a ob-
servar todo lo que él nos mandó: «Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las nacio-
nes, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a
obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes
siempre, hasta el fin del mundo» (Mt 28:19-20).
Enseñar todo lo que Jesús nos mandó quiere decir mucho más que meramente ense-
ñar las palabras que dijo mientras anduvo en la tierra. Lucas implica que el libro de He-
chos contiene la historia de lo que Jesús continuó haciendo y enseñando por medio de los
apóstoles después de su resurrección (note que Hechos 1:1 dice que el Evangelio de Lu-
cas registra «todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar»). «Todo lo que Jesús mandó»
puede también incluir las Epístolas, puesto que fueron escritas bajo la supervisión del
Espíritu Santo y también se tenían como «mandamiento del Señor» (1Co 14:37; vea
también Jn 14:26; 16:13; 1Ts 4:15; 2P 3:2; Ap 1:1-3). Así que, en un sentido más
amplio, «todo lo que Jesús mandó» incluye todo el Nuevo Testamento.
Es más, cuando consideramos que los escritos del Nuevo Testamento muestran la ab-
soluta confianza que Jesús y los escritores del Nuevo Testamento tenían en la autoridad y
confiabilidad de las Escrituras del Antiguo Testamento como palabras de Dios (vea cap.
2), se hace evidente que no podemos enseñar «todo lo que Jesús mandó» sin incluir
igualmente todo el Antiguo Testamento (entendido como es debido en las varias mane-
ras en que se aplica a la era del nuevo pacto en la historia de la redención).
La tarea de cumplir la Gran Comisión incluye, por consiguiente, no sólo la evangeli-
zación sino también la enseñanza. La tarea de enseñar todo lo que Jesús nos mandó es,
en un sentido más amplio, la tarea de enseñar lo que nos enseña hoy toda la Biblia. Ahí es
donde la teología sistemática se vuelve necesaria: Para enseñarnos efectivamente a noso-
tros y a otros todo lo que la Biblia completa dice, es necesario compilar y preparar un su-
mario de todos los pasajes bíblicos respecto a un tema en particular.
Debido a que nadie tendrá el tiempo para estudiar lo que la Biblia como un todo dice res-
pecto a toda cuestión doctrinal que pudiera surgir, es muy útil tener el beneficio del trabajo
de otros que han estudiado la Biblia y han hallado respuestas a varios temas. Esta obra nos
permite enseñar a otros más efectivamente al dirigirlos a los pasajes más pertinentes y sugerir
un sumario apropiado de las enseñanzas de esos pasajes. Luego, la persona que nos pregunta
puede inspeccionarlos rápidamente por sí misma y aprender mucho más rápidamente qué es
lo que la Biblia enseña sobre un tema en particular. De este modo, la necesidad de la teología
sistemática para enseñar lo que la Biblia dice surge primordialmente debido a que somos
finitos en nuestra memoria y en la cantidad de tiempo de que disponemos.
La razón básica para estudiar la teología sistemática, entonces, es que nos permite en-
señarnos a nosotros mismos y a otros lo que la Biblia como un todo dice, cumpliendo así
la segunda parte de la Gran Comisión.

2. Beneficios para nuestra vida. Aunque la razón básica para estudiar la teología sis-
temática es que es un medio de obediencia al mandamiento de nuestro Señor, hay algu-
nos beneficios específicos adicionales que brotan de tal estudio.


Primero, estudiar teología nos ayuda a superar nuestras ideas erróneas. Debido a que
hay pecado en nuestro corazón, y debido a que tenemos un conocimiento incompleto de
la Biblia, todos nosotros nos resistimos o rehusamos de tiempo en tiempo a aceptar cier-
tas enseñanzas de la Biblia. Por ejemplo, tal vez tengamos solamente una vaga noción de
cierta doctrina, lo que hace más fácil la resistencia, o tal vez sabemos solamente un ver-
sículo sobre un tema y entonces tratamos de descartarlo. Es útil vernos frente al peso to-
tal de la enseñanza de la Biblia sobre ese tema a fin de que podamos ser persuadidos más
fácilmente, incluso contra nuestras inclinaciones equivocadas iniciales.Introducción a la teología sistemática.

Segundo, el estudio de la teología sistemática nos ayuda a tomar mejores decisiones más
adelante sobre nuevas cuestiones de doctrina que pudieran surgir. No podemos saber cuáles
nuevas doctrinales controversiales surgirán en el futuro. Estas nuevas controversias a veces
incluirán cuestiones que nadie ha enfrentado muy cuidadosamente antes. Para responder
apropiadamente a esas cuestiones los cristianos se preguntan: «¿Qué dice la Biblia como un
todo respecto a este tema?»


Sea las que sean las controversias doctrinales en el futuro, los que han aprendido
bien teología sistemática podrán contestar mucho mejor las nuevas preguntas que
surjan. Esto se debe a la gran coherencia de la Biblia; todo lo que la Biblia dice se rela-
ciona de alguna manera a todo lo demás que dice la Biblia. Por eso, la nueva pregunta
se relacionará a mucho de lo que ya se ha aprendido de las Escrituras. Mientras mejor
se haya aprendido el material anterior, más capaces seremos para lidiar con esas
nuevas preguntas.


Este beneficio se extiende incluso más. Enfrentamos problemas al aplicar la Biblia a la
vida en muchos más contextos que los debates doctrinales formales. ¿Qué enseña la Bi-
blia en cuanto a las relaciones entre esposo y esposa? ¿Qué enseña en cuanto a criar a los
hijos? ¿Qué enseña en cuanto a testificar en el trabajo? ¿Qué principios nos da la Biblia
para estudiar psicología, economía o ciencias naturales? ¿De qué manera nos guía en
cuanto a gastar dinero, ahorrarlo o dar el diezmo? La Biblia nos da principios para apli-
carlos a todos los aspectos de nuestra vida, y los que han aprendido bien las enseñanzas
teológicas de la Biblia podrán además tomar decisiones mucho mejores que serán
agradables a Dios en estos aspectos éticos prácticos.


Tercero, el estudio de la teología sistemática nos ayudará a crecer como creyentes. Mien-
tras más sepamos de Dios, de su Palabra y de sus relaciones con el mundo y la humanidad,
más confiaremos en él, más plenamente le alabaremos y más rápidamente le obedeceremos.
Estudiar teología sistemática como es debido nos hará creyentes más maduros. Si no hace-
mos esto, no estaremos estudiándola como Dios quiere.


Por cierto, la Biblia a menudo conecta la sana doctrina con la madurez del creyente.
Pablo habla de «la doctrina que se ciñe a la verdadera religión» (1Ti 6:3), y dice que su
obra como apóstol era que «mediante la fe, los elegidos de Dios [llegaran] a conocer la
verdadera religión» (Tit 1:1). En contraste, indica que toda clase de desobediencia e in-
moralidad «está en contra de la sana doctrina» (1Ti 1:10).

Wayne Grudem. 2005 Editorial Vida. Miami, Florida Publicado en inglés bajo el título: Bible Doctrine
por The Zondervan Corporati

El Espiritu Santo y Usted

Jack W. Hayford con gary Matsdorf

La importancia del Espíritu en la vida de Jesús se advierte por el hecho de que este último comienza su ministerio público con la recepción del primero (Mt 3.13–17). Lucas describe a Jesús como «lleno del Espíritu Santo» (4.1) y ministrando «en el poder del Espíritu» (4.14). Jesús mismo le atribuye el dinamismo de su ministerio (Mt 12.28), un dinamismo que El trasmite directamente a sus discípulos principales al soplar sobre ellos y decir: «Recibid el Espíritu Santo» (Jn 20.22). Esto no es sino el comienzo de lo que Juan el Bautista profetizó cuando dijo que Jesús «os bautizará con Espíritu Santo» (Mc 1.8).

¿Quién es esta Persona que llenó de poder a Jesús y fue dado luego a sus seguidores? ¿Cuáles son sus atributos específicos? ¿Por qué lo llamó Jesús «otro» Consolador (Jn 14.16)? ¿Cuál es su relación personal con los creyentes? Nuestra primera lección explorará la Persona del Espíritu Santo y nuestra relación personal con El. También aclarará cierta terminología bíblica mal entendida, con frecuencia, acerca del bautismo del Espíritu Santo, básica para el resto de nuestro estudio. ¡Exploremos juntos!

 Justo antes de su crucifixión, Jesús sintió una tremenda preocupación por el bienestar de sus discípulos y la futura iglesia. «No se turbe vuestro corazón» (Jn 14.1) fueron sus palabras de consuelo, seguidas de la siguiente promesa: «Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros siempre» (v. 16).

La hermosura de esta promesa se hace patente cuando comprendemos el significado de la palabra griega traducida como «otro».

Otroallos. Alguien que está junto a uno, otro de la misma clase. La palabra alude a similitudes, pero también pone de manifiesto diversidad de funciones y ministerios. El uso que Jesús hace de allos para referirse a otro Consolador equivale a «uno junto a mí, además de mí y en adición a mí, aunque exactamente igual a mí, que en mi ausencia hará lo que yo haría si estuviera físicamente presente con ustedes». La venida del Espíritu asegura la continuidad de lo que Jesús hizo y enseñó.2 «¡Continuidad de lo que Jesús hacía y enseñaba!» Con razón Lucas presenta el libro de Los Hechos como una continuación, por medio de la plenitud del Espíritu Santo, «de todo lo que Jesús comenzó a hacer y a enseñar (Hch 1.1). En Juan 14 Jesús continúa destacando algunos de los conceptos más valiosos acerca del Espíritu Santo, que son de ayuda para una mayor comprensión de Él. Sigámoslo.

Consoladorparakietos. De para, «junto a», y kaleo «llamar»; de ahí surge el concepto: Llamado a estar a nuestro lado. La palabra identifica a un intercesor, confortador, ayudador, abogado, consejero. En la literatura no bíblica, parakietos designaba a un abogado que acude a la corte en representación del otro. El Espíritu Santo guía a los creyentes a una mayor comprensión de las verdades del evangelio. Además de una ayuda y una guía, da la fortaleza para soportar la hostilidad de los sistemas humanos.

LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO (Hechos 2.4)
En el principio• Presente y activo en la creación, moviéndose sobre el caos (Gn 1.2)
En el Antiguo Testamento• El origen de poderes sobrenaturales (Gn 41.38)• El dador de las habilidades artística (Éx 31.2–5)• La fuente de fuerza y poder (Jue 3.9, 10)• La inspiración de la profecía (1 S 19.20, 23)• El mediador del mensaje de Dios (Miq 3.8)
Profecía en el Antiguo Testamento• La limpieza del corazón para una vida en santidad (Ez 36.25–29)El Nuevo Testamento ve en el Espíritu Santo a aquel que da testimonia de que el Cristo resucitado mora en los creyentes.
En la salvación• Nos convence al creyente (Tit 3.5)• Regenera al creyente (Tit 3.5)• Santifica al creyente (2 Ts 2.13)• Mora en la vida creyente (Jn 14.17; Ro 8.9–11)
En el Nuevo Testamento• Enseña la verdad espiritual (Jn 14.26; 16, 13; 1 Co 2.13–15)• Glorifica a Cristo (Jn 16.14)• Derrama su poder sobre quien proclama el evangelio (Hch 1.8)• Llena a los creyentes (Hch 2.4)• Derrama el poder de Dios en el corazón (Ro 5.5)• Hace posible que los creyentes anden en santidad (Ro 8.1–8; Gl 5.16–25)• Intercede por los pecado res (Ro 8.26)• Imparte los dones del ministerio (1 Co 12.4–11)• Fortalece el ser interior (Ef 3.16).
En la Palabra escrita• Inspiró las Sagradas Escrituras (2 Ti 3.16; 2 P 1.21)

En 1 Corintios 12.13 Pablo escribe que «por un sólo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo». Con referencia a este versículo, dice Don Pickerill: «La fórmula gramatical griega que se usa aquí es similar a la de otros pasajes que hablan de ser “bautizados con el Espíritu Santo” (véanse Mt 3.11; Mc 1.8; Lc 3.16; Jn 1.33; Hch 1.5; 11.16). Mientras que el bautismo del Espíritu alude a una realidad primaria para los creyentes, Pablo sigue recomendando la experiencia de llenarse del Espíritu (Ef 5.18) lo cual incluye las manifestaciones» enumeradas en 1 Corintios 12.8–11.

En otras palabras, básicamente, el bautismo del Espíritu Santo significa convertirse, ser incorporado al cuerpo de Cristo. «Debería entenderse que por “bautismo en el Espíritu Santo” el carismático o pentecostal tradicional no se refiere a ese bautismo del Espíritu que se produce en la conversión, por medio del cual el creyente es incorporado al cuerpo de Cristo por la fe en su obra redentora en la cruz».

 

El Pueblo Del Espiritu : Dones, Fruto Y Plenitud Del Espiritu Santo

Hayford, Jack W

Un Futuro Incierto Vs Un Futuro Acierto

Como pueden ver, no fueron ustedes los que me enviaron acá, sino que fue Dios quien me trajo. Él me ha convertido en amo y señor de todo Egipto, y en consejero del rey. (Génesis 45:8)

DATOS RELEVANTES PARA EL MAESTRO

Unidad: Vida Joven

Tipo de Enseñanza: Devocional

Proceso de la enseñanza: Analítica

Texto Bíblico: Génesis 45: 1-14

Tema General: El plan divino, la venganza, el perdón, la reconciliación, la familia.

Tema Específico: Un Futuro Incierto Vs Un Futuro Acierto

Objetivos de la enseñanza: Que los jóvenes conozcan que Dios tiene un plan maestro con nuestras vidas, el futuro está asegurado si somos íntegros y fieles a su palabra, valorando la familia, y practicando el perdón.

DESARROLLANDO LA CLASE

1.      Dios Es El Arquitecto De Nuestro Futuro.

Si Dios es el Señor de nuestra vida, el forjara nuestro futuro. Su palabra, su amor y su misericordia están por encima de nuestra humana percepción, dejemos que el gobierne cada aspecto de nuestra existencia.

Mis planes para ustedes solamente yo los sé, y no son para su mal, sino para su bien. Voy a darles un futuro lleno de bienestar. (Jeremías 29: 11)

2.      Dios Es El Guía De Nuestro Presente.

Aunque el camino por donde Dios pueda llevarte no se parezca al anhelado, sigue al final comprenderás que fue necesario pasar por ahí.

Pon tu vida en sus manos, confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. (Salmos 37:5)

3.      Dios Es El Dueño De Nuestro Pasado.

Por muy doloroso y difícil que haya sido nuestro pasado le pertenece al Señor, no lo uses como una muleta para no avanzar, vive el ahora en Dios, Sigue creyendo, creciendo y caminando.

Por eso, ya no vivan ni se conduzcan como antes, cuando los malos deseos dirigían su manera de vivir. Ustedes deben cambiar completamente su manera de pensar, y ser honestos y santos de verdad, como corresponde a personas que Dios ha vuelto a crear, para ser como él. (Efesios 4: 22-24)

PREGUNTAS PARA DISCUTIR EN LA CLASE.

¿Qué hubiera pasado si los hermanos de José no lo hubiesen vendido?

¿Crees que José contribuyo a su futuro?

¿Crees que la integridad de José con Dios y la lealtad a su jefe lo beneficio?

¿Qué sentimientos desarrolló José con sus hermanos?

¿Es el resentimiento una opción?

 FINALIZANDO LA CLASE.

Conclusión. José aprendió hacer paciente, y esperar en la voluntad del Señor y aunque hubo días difíciles nunca perdió la fe en lo que Dios le había dicho, cuando estuvo en una posición de autoridad no tomo venganza, sino que perdono a sus agresores, comprendiendo que todo fue un proceso por el cual fue necesario pasar, y luego debió entregarle su pasado a Dios.

Tomado del libro Escuela biblica para jovenes. Pag. 13. Deiby Herrera

HECHOS DE LOS APOSTOLES

Introduccion por Gary Kinnaman

Autor: Históricamente, Lucas

Fecha: Alrededor del año 62 d.C.

Tema: La obra del espíritu santo en la historia temprana del cristianismo

Palabras clave: Jesús, espíritu, resurrección, apóstol, iglesia

Autor

El libro de los Hechos no menciona explícitamente a su autor, pero muchos indicios apuntan hacia Lucas, el «médico amado» (Col 4.14). El autor es la misma persona a quien debemos el tercer Evangelio (1.1, 2), alguien muy cercano a Pablo, como indica el uso del «nosotros» en varios lugares del libro. Se trata de un hombre de cultura, tal cual revela su estilo literario; poseía una visión universal y mostraba interés por los temas médicos. Además, la tradición de la Iglesia unánimemente declara que Lucas fue el autor de los Hechos. En conclusión, el grueso de la evidencia, tanto externa como interna, apoya la tesis anterior.

Fecha

Lucas cuenta la historia de la iglesia primitiva dentro de un conjunto de detalles geográficos, políticos e históricos sólo compatibles con los acontecimientos del siglo I. Por ejemplo, la mención por Lucas de títulos de gobernadores regionales romanos, que únicamente alguien vivo en esos años podría conocer con tanta precisión, sugiere que el libro fue probablemente escrito dentro del período de los acontecimientos que narra. Además, no se hace mención de la caída de Jerusalen en el año 70 d.C., ni de la persecución de los cristianos por Nerón, que comenzó en el año 64 d.C. De ahí que, de acuero con estos hechos, y teniendo en cuenta que el libro no recoge la muerte de Pablo, sino que lo deja como prisionero en Roma, es lógico fechar la redacción de los Hechos cerca del fin de la prisión del apóstol, alrededor del año 62 d.C.

Contenido

Los Hechos es una prolongación del relato de la vida de Cristo en lo Evangelios, y registra la expansión del cristianismo desde Jerusalén a Roma. Se refiere a los comienzos de la «Gran Comisión» de Jesús para hacer discípulos en todas las nciones (Mt 28.18–20; Lc 24.46–49).

Hechos 1.8 es la clave del libro. Este versículo no sólo predice el derramamiento del Espíritu Santo y su poderoso testimonio, sino que las referencias geográficas presentan un simple bosquejo de la narración. En general, Los Hechos refleja la paulatina difusión del cristianismo hacia occidente, desde Palestina hasta Italia. Así, el relato comienza en Jerusalén (caps. 1–7), con Pedro asumiendo el papel principal y los judíos como los que reciben el evangelio.

A continuación de la muerte de Esteban (7.60–8.1), se desató una amplia persecución contra la Iglesia, y loscreyentes se dispersaron, llevando la semilla del evangelio a Samaria y entre los gentiles (caps. 8–12). La conversión de Saulo ocurre durante este período de la historia (cap. 9), un acontecimiento de tanta importancia que Lucas incluye tres largas descripciones del incidente (caps. 9; 22; 26).

La sección más extensa de los Hechos se ocupa del desarrollo y expansión del ministerio entre los gentiles, dirigido por Pablo y sus compañeros (caps. 13–28). Concluye con el arribo de Pablo a Roma, capital del imperio y representativa de «lo último de la tierra». El libro termina de una manera bastante abrupta porque, según todos los indicos, Lucas había actualizado la historia, y ya no había más que escribir.

Propósito

La clave para descubrir el propósito del libro de los Hechos está en el primer versículo, donde Lucas da a entender que es una continuación de su Evangelio. El Evangelio habla de lo que «Jesús comenzó a haciendo y enseñando a través del Espíritu Santo.

Aplicación personal

Los Hechos es un registro del cristianismo practicado bajo el poder del Espíritu Santo. Enseña a los creyentes cómo vivir juntos dentro de una significativa fraternidad cristiana, compartiendo libremente unos con los otros (2.42; 4.32–35).

En sentido inverso, los Hechos también muestra que, inevitablemente, los cristianos tendrán desacuerdos (6.1; 11.1–3; 15.2, 7; 15.36–39), pero que Dios da sabiduría y gracia para superarlos (15.12–22). Aun cuando la iglesia primitiva contaba en su seno con personas de carácter fuerte, de todos modos existía el deseo de escuchar y someterse los unos a los otros (15.6–14).

Probablemente, la característica más prominente de los primeros cristianos fue su poder espiritual. Ellos ayunaban y oraban fervientemente (2.42; 6.4; 13.3), y su fe abrió un cauce al poder milagroso de Dios (3.16). Hechos habla de gente común que hacía cosas extraordinarias. ¡Señales acompañaron a los que creyeron! (véase Mc 16.17, 18).

Cristo revelado

El libro de Hechos registra varios ejemplos de la temprana proclamación apostólica del evangelio de Jesucristo, y el modelo es consistente. Primero, se presenta a Jesús como una figura histórica, un hombre con el poder de realizar señales y milagros (2.22; 10.38). Luego, la muerte de Jesús es atribuida por igual a la iniquidad del hombre y a los propósitos de Dios. Por un lado, los judíos lo crucificaron «por manos de inicuos» (2.23; véase, además, 3.13–15; 4.10; 5.30; 7.52; 10.39; 13.28). Y por el otro, Jesús fue «entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios» (2.23; véase 17.3). Entonces, se destaca la resurrección de Jesús, particularmente como el cumplimiento de una profecía del Antiguo Testamento, y como el reverso divino del veredicto humano sobre Jesús (1.3; 2.24–32; 4.10; 5.30; 10.40, 41; 13.30–37; 17.31). Los apóstoles declaran que Jesús ha sido exaltado a una posición de dominio único y universal (2.33–36; 3.21; 5.31). Desde ese lugar de supremo honor y poder ejecutivo, Jesús ha derramado el Espíritu Santo prometido (2.33), que da testimonio de Cristo (5.32) y llena de poder a los creyentes (1.8). Jesús es «el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos» (10.42) y volverá en triunfo al final de los tiempos (1.11). Mientras tanto, aquellos que crean en Él recibirán el perdón de sus pecados (2.21; 3.19; 4.12; 5.31; 10.43; 13.38, 39) y el «don del Espíritu Santo» (2.38). A aquellos que no crean, les esperan cosas terribles (3.23).

El Espíritu Santo en acción

Lo más impresionante de los Hechos es el poder del Espíritu Santo a través de la Iglesia. El libro ha sido llamado Los Hechos de Espíritu Santo. La obra del Espíritu en los Hechos, sin embargo, no puede ser comprendida sin tomar en cuenta sus nexos con los Evangelios, con los cuales exhibe un vínculo esencial de continuidad. Tanto el ministerio público de Jesús, como el de Iglesia, de acuerdo con el libro de Hechos, comienzan con un encuentro transformador con el Espíritu; ambos son relatos fundamentales sobre las consecuencias de ese acontecimiento.

El poder del Espíritu en la vida de Jesús lo autoriza a predicar el reino de Dios y a demostrar su poder sanando a los enfermos, echando fuera los demonios y liberando a los cautivos (Lc 4.14–19; Mt 4.23). El mismo poder del Espíritu, de acuerdo con el Relato de Hechos 2, entregó similar autoridad a los discípulos. Jesús es el prototipo de la vida llena del poder del Espíritu (10.38). El libro de Hechos es la historia de los discípulos recibiendo lo que Jesús recibió para hacer lo que Jesús hizo.

La terminología de Lucas al describir las experiencias de la gente con el Espíritu Santo en los Hechos es fluida. Está más interesado en trasmitir la dinámica de los acontecimientos que en delinear una teología con las palabras precisas. Habla de que todos fueron «llenos del Espíritu Santo» (2.4; 9.17), «recibían el Espíritu Santo» (8.17), «el Espíritu Santo cayó sobre todos» (10.44), «se derramase el don del Espíritu Santo» (10.45), y «vino sobre ellos el Espíritu Santo» (19.6). Estas cosas equivalen en esencia a la promesa de Jesús de que la Iglesia sería bautizada «con el Espíritu Santo» (1.5; véase especialmente su inmediato cumplimiento en 2.4, que Lucas describe como una llenura).

Tres de estos cinco ejemplos recogen manifestaciones especiales del Espíritu, en las que la gente que allí estaba tuvo una participación activa. Tanto los que estaban presentes el día de Pentecostés, como los gentiles en la casa de Cornelio, hablaron en otras lenguas (2.4; 10.46); los efesios «hablaban en lenguas y profetizaron» (19.6). Aunque no está especificado, se acepta generalmente que también hubo algún tipo de manifestación en la cual participaron los samaritanos, porque, Lucas dice que, «cuando vio Simón que… se daba el Espíritu Santo» (8.18).

Bosquejo del contenido

Prólogo 1.1-14

I. Prefacio 1.1-3

II. La promesa del Espíritu Santo 1.4-8

III. La ascensión de Cristo 1.9-11

IV. La reunión de oración en el Aposento Alto 1.12-14

Primera parte: Pedro y el ministerio de la iglesia judía en Jerusalén 1.15-12.24

I. La selección de Matías como apóstol 1.15-26

II. El derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés 2.1-47

A. El derramamiento del Espíritu 2.1-4

B. La reacción de la multitud 2.5-13

C. El sermón explicativo de Pedro 2.14-39

D. La nueva iglesia después de Pentecostés 2.40-47

III. La sanidad del cojo 3.1-4.31

A. El milagro de sanidad 3.1-10

B. El sermón explicativo de Pedro 3.11-26

C. El arresto de Pedro y Juan 4.1-4

D. La defensa de Pedro ante el Sanedrín 4.5-12

E. La reacción del Sanedrín 4.13-22

F. Acción de gracias por la liberación de los apóstoles 4.23-31

IV. La autoridad apostólica en la iglesia primitiva 4.32-5.42

A. Supervisión de las ofrendas de amor 4.32-37

B. Juicio por un pecado: Ananías y Safira 5.1-11

C. Sanidad y milagros 5.12-16

D. Ineficacia de la oposición 5.17-42

1. Liberación sobrenatural de la prisión 5.17-21

2. La valentía de los apóstoles 5.22-32

3. Consejo de Gamaliel de liberar a los apóstoles 5.33-42

V. El ministerio de Esteban 6.1-7.60

A. Su selección como uno de los siete diáconos 6.1-7

B. Su poder, ministerio y arresto 6.8-15

C. Su defensa ante el Sanedrín 7.1-53

D. Su martirio 7.54-60

VI. El primer ministerio a los no-judíos 8.1-40

A. A los samaritanos (Felipe y Pedro) 8.1-25

B. A los etíopes (Felipe) 8.26-40

VII. La conversión de Sualo 9.1-31

VIII. Eneas y Dorcas sanados a través del ministerio de Pedro 9.32-43

IX. La historia de Cornelio 10.1-11.18

A. Cornelio y su casa vienen a Cristo 10.48

B. Pedro defiende su testimonio a los gentiles

X. El testimonio de la iglesia primitiva 11.19-12.24

A. Pablo y Bernabé en Antioquía 11.19-30

B. Escape milagroso de Pablo de la prisión de Herodes 12.1-24

Segunda parte: Pablo y la proyección internacional de la iglesia de Antioquía 12.25-28.31

I. Primer viaje misionero de Pablo 12.25-14.28

A. La comisión apostólica de Pablo 12.25-13.3

B. Exorcismo en Chipre 13.4-12

C. Predicación y avivamiento en Antioquía de Pisidia 13.13-50

D. Señales y maravillas en Iconio 13.51-14.5

E. Sanidades y apedreamiento en Listra 14.6-20

F. Ministerio de confirmación y regreso a Antioquía 14.21-28

II. Reunión en Jerusalén para discutir asuntos de legalismo y gracia 15.1-35

III. Segundo viaje misionero de Pablo 15.36-18.22

A. Pablo y Bernabé se separan por causa de Marcos 15.36-41

B. Ministerio de confirmación con Timoteo 16.1-5

C. La visión para evangelizar Grecia 16.6-10

D. Bautismo de Lidia en Filipos 16.11-15

E. Prisión en Filipos 16.16-40

F. Alboroto en Tesalónica 17.1-9

G. Recepción de la palabra en Berea 17.10-15

H. Filosofando en Atenas 17.16-34

I. Año y medio en Corinto 18.1-17

J. Regreso a Antioquía 18.18-22

IV. Tercer viaje misionero de Pablo 18.23-21.14

A. Ministerio, milagros y disturbios en Éfeso 18.23-19.41

B. Viajes en Grecia 20.1-6

C. Sermón nocturno de Pablo en Troas 20.7-12

D. De Troas a Mileto, y la despedida de Pablo ante los ancianos de Éfeso 20.13-38

E. Pablo es advertido sobre ir a Jerusalén en Tiro y por Agabo en Cesarea 21.1-14

V. Viaje de Pablo a Roma a través de Jerusalén 21.15-28.31

A. Pablo regresa a Jerusalén 21.15-23.35

1. Regreso y arresto de Pablo 21.15-36

2. Defensa de Pablo ante la turba en Jerusalén 21.37-22.29

3. Defensa de Pablo ante el Sanedrín 22.30-23.10

4. Complot para matar a Pablo 23.11-35

B. Defensa de Pablo ante Félix 24.1-27

C. Defensa de Pablo ante Festo y Agripa 25.1-26.32

D. Viaje a Roma 27.1-28.31

Gary Kinnaman, maestría en artes, Pastor, Iglesia de la Palabra de Gracia, Mesa, AZ

Apocalipsis

Introduccion por Orth, Stanford

Generalmente, el espíritu humano es como el niño que hace un largo viaje. Después de poco tiempo, pregunta “Papi, ¿ya llegamos?” El niño siempre está impaciente por llegar a la adolescencia y después, que lo consideren adulto. El joven espera con ansia que Ilegue el matrimonio, los hijos y la estabilidad económica. A veces, el apuro exige que las cosas sucedan antes de tiempo y lo que se cosecha es tristeza y fracaso. Por otro lado, hay personas que no piensan en el futuro. Están enamoradas de las actividades, amistades, familia y placeres del momento. Para ellos, las experiencias actuales son bellas. Cualquier cambio representa una amenaza.

La perspectiva más equivocada acerca del futuro es la que no ve más allá de los setenta u ochenta años de vida, pero la Biblia enseña que esta vida es la antesala de la eternidad y que Dios está Ilevando la historia humana hacia una conclusión. Además, nos informa que algunos hombres se unirán a él para cumplir sus propósitos y que colaborarán con él para siempre. La Biblia advierte que otros ignoran su plan y aún cooperan con el programa alterno del enemigo de Dios, el cual fracasará junto con todos sus seguidores.

El libro de Apocalipsis hace que el lector esté consciente de que hay dos caminos, porque señala con claridad quién controla la tierra y lo que sucede en ella. Es como si llevara al lector en una cápsula del tiempo para presenciar el conflicto final y el triunfo de Dios, de su Hijo y de los creyentes en él. Se siente la agonía de un mundo fracasado, pero también se ve nacer un mundo nuevo.

El de Apocalipsis es un libro singular de la Biblia. Tiene una combinación de características muy especiales que lo distinguen de otros libros. Inicia con la promesa de una bendición especial para las personas que lo leen y lo escuchan (1:3). “El que lee” es la persona que, en el culto de las iglesias de los primeros siglos, leía en voz alta algún pasaje de la Biblia. “Los que oyen” eran los asistentes al culto.

En aquel tiempo, los cristianos no tenían copias de las Escrituras, por lo que cada congregación iba coleccionando copias de los escritos que circulaban y se conocían. En los cultos, un líder leía públicamente las Escrituras y después alguien explicaba el pasaje. Con base en ello, exhortaba a los asistentes.

Esos lectores y oyentes debían notar, como nosotros hoy día, que la bendición es para los que leen, escuchan y “guardan las cosas en ella escritas”. Las visiones y profecías de Apocalipsis han intrigado a los lectores desde el primer siglo. Muchos lo han estudiado para tratar de descifrar las profecías que contiene. Con mucha curiosidad, han buscado la clave para conocer los acontecimientos futuros. Algunos no se han dado cuenta que también incluye responsabilidades que deben cumplir.

El primer versículo señala que Dios dio estas revelaciones a Jesucristo, las cuales él envió por medio de un ángel “a su siervo Juan”, quien a su vez las escribió para los siervos de Dios. Los siervos son personas que pertenecen a un amo y obedecen fielmente su voluntad. Juan, el siervo, y los demás siervos, son los creyentes entregados a obedecer los mandatos del Señor y a representarlo en el mundo. El autor, Juan, ha dado una clave para entender el libro: ser siervo de Dios, entregado y obediente. Juan dice que esto es importante porque “el tiempo está cerca”.

El Nuevo Testamento enseña que los creyentes viven en la culminación de los tiempos. Aunque han pasado muchos años despúes de los apóstoles, desde el punto de vista divino, Juan estaba cerca y nosotros también estamos más cerca del fin (Romanos 13:11–12). Los eventos de este libro podrían desencadenarse en cualquier momento. Apocalipsis fue dirigido a cristianos del primer siglo, pero también a los de hoy y a los creyentes del futuro. Detengámonos al inicio de este estudio para asegurar que vamos a acercarnos a Apocalipsis con el propósito de conocer más a Dios y su voluntad y para tener una nueva disposición de obedecerla.

AUTOR Y FECHA

El libro identifica al autor como Juan y la gran mayoría de los cristianos de los primeros siglos concuerdan en que se trata del apóstol Juan, hijo de Zebedeo. Hasta ahora, casi todos los cristianos ortodoxos están de acuerdo con esto. Algunos que han puesto en duda que el apóstol sea el autor, no aceptan ciertas enseñanzas del libro, especialmente que Jesucristo reinará por mil años.

El libro fue escrito en el año 95 o 96 d.C. Según los primeros padres de la iglesia, Juan estuvo exiliado a la isla de Patmos durante el reinado del emperador romano Domiciano. Después que murió el emperador en 96 d.C., el apóstol fue liberado y regresó a Éfeso. Apocalipsis fue escrito en una época en que muchos cristianos vivían amenazados por las autoridades en distintas partes del imperio. Querían presionarlos para que se retractaran de su confesión de fe en Cristo y rindieran culto al emperador romano.

INTERPRETACIÓN DEL LIBRO

Por el carácter especial de este libro, varían mucho las formas de interpretarlo. Para algunos, es una descripción simbólica del conflicto permanente que hay entre el cristianismo y las fuerzas del mal. Según ese punto de vista, contiene verdades acerca de la divinidad, el hombre, Satanás, el mal, el juicio, y el triunfo final de Dios, pero no se debe interpretar como una descripción de épocas, personajes, ni eventos específicos.

Otros entienden que el libro narra el conflicto de la iglesia con el judaísmo y el paganismo del primer siglo, especialmente la persecución de Roma. Según ese enfoque, el libro es historia simbólica y no profecía.

Todavía otros autores han explicado el libro como una interpretación simbólica de la historia del cristianismo hasta el tiempo del autor, a veces culminando en la segunda venida de Cristo. Asimismo han tratado de relacionar el contenido con la historia de Europa occidental a través de varios de los papas romanos, de la reforma protestante, de la revolución francesa y de personajes destacados aun de los tiempos modernos.

Este método se caracteriza por su subjetivismo. Cada comentarista interpreta el libro como que alcanza su clímax en la generación en que él vivió. Entonces resultan muchas y variadas explicaciones.

Las interpretaciones anteriores requieren que el lector entienda los juicios y eventos de forma alegórica o espiritual, no normal. Por ejemplo, los cambios en la naturaleza que provocarán gran sufrimiento a los hombres, no han sucedido antes en la historia y entonces, se interpretan como condiciones políticas, militares y sociales, violando el sentido normal del lenguaje.

Este estudio enseña que la mayor parte del libro, formada por los capítulos 4–22, contiene profecías de las condiciones y eventos que se darán antes y después de las segunda venida de Jesucristo a la tierra. Esta interpretación entiende el libro en forma más literal, aunque reconoce el lenguaje figurado y simbólico. Esta interpretación futurista es consecuente con el premilenarismo, que afirma que Dios cumplirá sus pactos con Abraham y David cuando se establezca el reino milenial de Jesucristo en la tierra.

Como enseñan los profetas, habrá un tiempo de tribulación y juicio sin precedentes en la tierra antes de la venida de Cristo. La sección de Apocalipsis 4–18 describe las circunstancias durante la semana setenta que se menciona en Daniel 9, o sea un período de siete años que precede el retorno de Jesucristo. El discurso de Jesucristo de Mateo 24–25 confirma que esas profecías siguen vigentes.

Seguir la secuencia de eventos en este libro y entender su mensaje no es una tarea que debe frustrar al estudiante. La palabra apocalipsis significa “revelación”, e indica que Dios no deseaba esconder su mensaje, sino descubrirlo. Es un libro abierto, no cerrado.

Además de basar el estudio en la interpretación normal de los pactos con Israel, en profecías como la de Daniel y el discurso de Jesús en el monte de los Olivos, hay otras normas que nos guían. Para entender cada visión, debemos buscar el sentido natural y normal. Asimismo, reconocer la presencia del lenguaje visual y simbólico. A menudo, el mismo contexto provee la interpretación correcta. A esto contribuye también el lenguaje bíblico de otros pasajes.

A veces, el autor dice que lo que presenció fue como algo que conocía, porque no tenía manera de expresarlo con más exactitud. Además, se observa la ubicación de la visión, ya sea en el cielo o en la tierra. A menudo la actividad del cielo produce o anuncia ciertos acontecimientos en la tierra.

Apocalipsis explica que los eventos giran alrededor de tres series de juicios que forman la columna vertebral que guía al lector desde el capítulo 4 hasta la venida de Cristo descrita en el capítulo 19. Entretejidas entre los juicios, el escritor presenció otras escenas que se refieren a los tiempos, pero que no necesariamente aparecen en orden estrictamente cronológico. Hacer estas observaciones guiará al estudiante para que discierna la progresión consecuente que hay en el libro de Apocalipsis.

Como en todos los pasajes proféticos de la Biblia, hay un mensaje impactante y práctico para el pueblo de Dios de todos los tiempos. Juan dice que todos debemos obedecer las enseñanzas del libro. A la vez, el lector reconocerá que las descripciones, estímulo y exhortaciones orientarán en forma muy particular a los creyentes que vivirán en la época de la tribulación futura. Al ver su cumplimiento, entenderán el libro mejor que quienes vivimos antes de esa época. Cuando el lector actual no esté seguro de cómo se cumplirá cada detalle. con humildad debe contentarse con el importante mensaje de juicio, perseverancia y triunfo que comunica Juan.

PROPÓSITO Y MENSAJE

Las profecías de la Biblia, desde tiempos de Adán, Abraham y los profetas, hicieron gran impacto en los hombres en su momento y en todas las generaciones posteriores. Las profecías enseñan acerca del carácter de Dios y de sus prioridades y propósitos soberanos. La profecía revela la manera en que Dios resolverá la problemática que los hombres viven y promete bendición para quienes responden al Señor con fe y obediencia. Revela también el destino de los hombres y los ángeles que se resisten a su voluntad. El final de la historia da significado al proceso en el que estamaos involucrados los creyentes.

Apocalipsis enseña que Dios reina, que inevitablemente lleva la historia hacia una meta y que triunfará sobre todo enemigo. Asimismo, enseña que lo que sucede sobre la faz de la tierra es la voluntad del que está sentado en el trono en los cielos. Enseña que el mismo Dios de amor y misericordia que envió al Cordero y Salvador es quien enviará al Juez y Rey, al León de la tribu de Judá.

Apocalipsis enseña acerca de Jesucristo—que él propicia la salvación de los creyentes por amor y misericordia, pero que también amenaza a los que rechazan la luz de su testimonio. Es el Juez que destruirá a los que intentan frustrar sus propósitos ahora o en el futuro. Es Señor de las iglesias (caps. 1–3), y el Cordero que abrirá el libro sellado e intervendrá en la vida terrenal (cap. 5). En el capítulo 19, es el Verbo de Dios, cuya palabra libera y juzga. Con el Padre, Cristo reinará en la nueva creación (caps. 21–22).

Apocalipsis destaca la rebeldía, fracaso, salvación y destino humanos. Se ha dicho que el libro es pastoral, tomando como pauta el ministerio de Cristo de los capítulos 1–3. Jesucristo está en medio de las congregaciones y tiene a los mensajeros de las iglesias en su mano para protegerlos y guiarlos. Apocalipsis exhorta y anima al pueblo de Dios a un discipulado auténtico y constante, a pesar del sufrimiento. Al final, los fieles serán reivindicados y participarán en el triunfo de su Señor.

Los eventos de Apocalipsis son necesarios para culminar lo que Dios prometió desde Enoc, Abraham, David, Daniel y los profetas. Describen el cumplimiento de las palabras de Jesucristo, de Pablo y los demás apóstoles.

Con las visiones del Apocalipsis, Dios dio un mensaje tan amplio y trascendental, que es difícil resumirlo, pero debemos hacer el intento. Apocalipsis revela que Dios el Salvador y Rey eterno manda que su pueblo manifieste la verdad, a través de su fe, obediencia, adoración y esperanza aun en los períodos de más oscuridad y aflicción.

Estas visiones le aseguran que, aun cuando esté en la época más terrible, Dios está en su trono y dirige los acontecimientos humanos a través del mismo Cordero que sufrió por nuestra redención. A pesar de las ambiciones y poder de Satanás y sin importar el odio y la oposición que padecen los santos, ellos triunfarán con el Cordero y el León de Judá, mientras que la destrucción y el juicio eterno caerán sobre los enemigos de Dios.

Orth, Stanford: Estudios Bı́blicos ELA: La Consumación De Los Tiempos (Apocalipsis). Puebla, Pue., México : Ediciones Las Américas, A. C., 1998, S. 9

Introduccion a los Evangelios

“Evangelio” es una palabra de origen griego que significa “buena noticia”. Desde el punto de vista de la fe cristiana, solo hay un evangelio: el de Jesucristo. Porque él mismo, el Hijo de Dios encarnado en la naturaleza humana (Jn 1.14) y autor de la vida y de la salvación (Hch 3.15; Heb 2.10; 12.2), es la buena noticia que constituye el corazón del NT y fundamenta la predicación de la iglesia desde los tiempos apostólicos hasta nuestros días.

Sin embargo, dado que toda noticia supone la comunicación de un mensaje, también llamamos “evangelio” al conjunto de los libros del NT, que, bajo la inspiración del Espíritu Santo, fueron escritos para comunicar la buena noticia de la venida de Cristo y, con él, la del reino eterno de Dios (Mt 3.2; 4.17; Mc 1.1,14–15; Lc 2.10; Ro 1.1–6, 16–17). En este mismo sentido, el apóstol Pablo gusta hablar de “mi evangelio”, haciendo así referencia al anuncio de la gracia divina que él proclamaba (Ro 1.1, 9,16; 16.25; 1 Co 15.1; Gl 2.7; 2 Ti 2.8): un mensaje que ya antes se había escuchado en Israel (Is 35; 40.9–11; 52.7; 61.1–2a), pero que ahora se extiende al mundo entero, a cuantos por medio de la fe aceptan a Cristo como Señor y Salvador (cf., entre otros, Ro 1.5; 5.1; 6.14, 22–23).

En un tercer sentido, el uso ha generalizado la aplicación del término “evangelio” a cada uno de los libros del NT (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) que nos han transmitido prácticamente la totalidad de lo que sabemos acerca de Jesús: de su vida y actividad, de su pasión y muerte, de su resurrección y glorificación.

Desde la perspectiva de la fe cristiana, la palabra “evangelio” contiene, pues, una triple referencia: en primer lugar, a Jesucristo, cuya venida es el acontecimiento definitivo de la revelación de Dios al ser humano; en segundo lugar, a la predicación oral y a la comunicación escrita de la buena noticia de la salvación por la fe; y, por último, a los cuatro libros del NT que desde el s. II se conocen por la designación genérica de “los evangelios”.

Evangelios y evangelistas

Tradicionalmente, los autores de los cuatro primeros libros del NT reciben el nombre de “evangelistas”, título que en la iglesia primitiva correspondía a las personas a quienes, de modo específico, se confiaba la función de anunciar la buena noticia de Jesucristo (Hch 21.8; Ef 4.11; 2 Ti 4.5. Cf. Hch 8.12, 40).

Durante los años siguientes a la ascensión del Señor, la predicación apostólica fue sobre todo verbal, como vemos por la lectura de Hechos. Más tarde, cuando empezaron a desaparecer aquellos que habían conocido a Jesús en persona, la iglesia sintió la necesidad de fijar por escrito la memoria de las palabras que le habían oído pronunciar y de los actos que de él habían presenciado. Durante cierto tiempo, circularon por aquel entonces entre las comunidades cristianas numerosos textos referentes a Jesús, que en la mayoría de los casos eran simples apuntes dispersos y sin conexión. Sin embargo, a pesar de su carácter fragmentario, aquellos breves relatos representaron el paso de la tradición oral a la escrita, paso que presidió el nacimiento de nuestros cuatro evangelios.

El propósito principal de los evangelistas no fue ofrecer una historia detallada de las circunstancias que rodearon la vida de nuestro Señor, y de los eventos que la enmarcaron; tampoco se proponían reproducir al pie de la letra sus discursos y enseñanzas, ni sus discusiones con las autoridades religiosas judías. En consecuencia, hay muchos datos relativos al hombre Jesús de Nazaret que nunca nos serán conocidos; aunque, por otro lado, no cabe duda de que ya Dios ha revelado por medio de los evangelistas (cf. Jn 20.30; 21.25) todo los que no debemos ignorar. En realidad, ellos no escribieron para transmitir una cabal información de género biográfico, sino, como dice Juan, «para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre» (20.31).

Los evangelios contienen, pues, un conjunto de narraciones centradas en la persona de Jesús de Nazaret y escritas con un propósito testimonial, para edificación de la iglesia y comunicación de la fe. Pero esto no significa que los evangelistas manejaran descuidadamente los datos, las palabras y los hechos que recopilaron y que fueron sus elementos de información. Pues si bien es cierto que ellos no trataron de escribir ninguna biografía (al menos en el sentido específico que hoy damos al término), igualmente lo es que sus escritos responden con fidelidad al discurso histórico tal y como se elaboraba entonces, ya sea por haber conocido personalmente a Jesús o por haber sido compañeros de los apóstoles que vivieron junto a él.

La obra de los evangelistas se nutrió especialmente de los recuerdos que, en relación con el Señor, se guardaban en el seno de la iglesia como un depósito precioso. Esos recuerdos se trasmitían en el culto, en la enseñanza y en la actividad misionera; esto es, en la predicación oral, que durante largos años y con perspectiva escatológica fue el medio idóneo para revivir, desde la fe y en beneficio de la fe, el acontecimiento fundamental de Cristo resucitado.

Los evangelios sinópticos

La simple lectura de los evangelios conduce en seguida a una primera clasificación, resultado de constatar, por una parte, la amplia coincidencia de Mateo, Marcos y Lucas en los temas que tratan y en la disposición de los elementos narrativos que introducen, y por otra, el que Juan, cuya aparición fue posterior a los otros tres (acerca del tema de las fechas véanse las Introducciones a los evangelios), parece como si quisiera suplementar los relatos anteriores con una nueva y distinta visión de la vida de Jesús. Porque, en efecto, a excepción de los sucesos que integran la historia de la pasión, tan solo tres de los hechos referidos por Juan (1.19–28; 6.1–13 y 6.16–21) se encuentran también consignados en los otros evangelios.

De ahí se desprende que, así como el Evangelio según san Juan requiere una consideración aparte, los de Mateo, Marcos y Lucas están estrechamente relacionados. Siguiendo vías paralelas, ofrecen en sus respectivas narraciones tres enfoques diferentes de la vida del Señor. Por ese paralelismo, por las muchas analogías que aproximan a estos evangelios tanto en la materia expuesta como en la forma de disponerla, desde el s. XVIII se les viene designando como “los sinópticos”, palabra tomada del griego y equivalente a “visión simultánea” de alguna cosa.

Los sinópticos comenzaron a aparecer probablemente alrededor del año 70. Después de la publicación del Evangelio según san Marcos, se escribió primero el de Mateo y luego el de Lucas. Ambos se sirvieron, en mayor o menor medida, de la casi totalidad de los materiales incorporados en Marcos, reelaborándolos y ampliándolos con otros; por esta razón Marcos está casi íntegramente representado en las páginas de Mateo y de Lucas. En cuanto a los nuevos materiales mencionados, es decir, los que no se encuentran en Marcos, una parte la emplearon simultáneamente Mateo y Lucas, y otra la utilizó cada uno de ellos de manera exclusiva.

Aunque los autores sinópticos redactaron textos paralelos, lo hicieron desde puntos de vista diferentes y aportando cada cual su propia personalidad, cultura y estilo literario. Por ello, la obra de los evangelistas no surge como el producto de una elaboración conjunta, sino como un hecho que se advierte singular desde sus planteamientos iniciales hasta su realización definitiva. En cuanto a los objetivos, también son diferentes en cada caso: mientras que Mateo contempla a Jesús de Nazaret como el Mesías anunciado proféticamente, Marcos lo ve como la manifestación del poder de Dios, y Lucas como el Salvador de un mundo perdido a causa del pecado.

Vigencia y actualidad de los evangelios

Para la comunidad cristiana, el valor de los evangelios es insustituible y permanente; ocupan un lugar único, tanto en el ámbito general de la iglesia como en el particular de la devoción privada. Los evangelios son el solo canal que conduce al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, pues no existe ningún otro documento que, en realidad, le haga presente. Además, ponen de manifiesto cómo el Espíritu Santo inspiró en los evangelistas la buena noticia de la salvación, para que ellos, a su vez, la proclamaran con su propia voz, humilde y sencilla, pero llamada a hacer llegar la palabra de Dios a toda la humanidad.

Reina Valera Revisada (1995) Bible Text. electronic ed. Miami : Sociedades Biblicas Unidas, 1998, S.

El Descuido Espiritual: Un Análisis Reflexivo y Profundo

por el Pastor Daniel Machado de Cuba

Pasaje Bíblico: 1 Reyes 11:1-10 (Reina Valera 1960)

Introducción:

En la actualidad, una sombría tendencia se cierne sobre la comunidad cristiana: el descuido de la vida espiritual. Este fenómeno amenaza no solo la integridad de la fe, sino también la salvación eterna del creyente. Bajo el prisma de «El Descuido Espiritual», este sermón se adentra en las causas y consecuencias de este fenómeno, tomando como ejemplo la vida de Salomón, uno de los personajes bíblicos más emblemáticos.

I. Causas del Descuido Espiritual

Relacionarse con aquello que Dios no aprueba:

Salomón sucumbió ante el encanto de sus amantes, olvidando su devoción a Dios. Recordemos que Dios ama al pecador, pero aborrece toda practica de pecado.

Tozer, A. W. (1961) argumenta que Dios desea que sus seguidores se alejen de todo aquello que es contrario a Su naturaleza y enseñanzas, lo cual incluye las relaciones pecaminosas (Tozer, A. W. The Knowledge of the Holy. New York: Harper & Row, 1961).

Caminar fuera de la voluntad de Dios:

Salomón se desvió de la voluntad divina, sumiéndose en un camino de perdición. Muchos creyentes, a sabiendas de que están alejados de la voluntad de Dios, continúan en esa senda errónea.

Swindoll, C. R. (2001) explica que alejarse de la voluntad de Dios puede conducir a la confusión, el sufrimiento y la pérdida de la comunión con Dios (Swindoll, C. R. The Mystery of God’s Will. Nashville, TN: W Publishing Group, 2001).

Amar lo que Dios no ama:

El amor de Salomón se inclinó hacia aquello que Dios no amaba, olvidándose del primer y más grande mandamiento: amar a Dios por sobre todas las cosas.

Wilkinson, B., & Kopp, D. (2000) enfatizan la importancia de buscar y amar las cosas que Dios ama, y evitar poner el corazón en aquello que Dios desaprueba (Wilkinson, B., & Kopp, D. Secrets of the Vine: Breaking Through to Abundance. Sisters, OR: Multnomah Publishers, 2000).

Dedicar tiempo a lo que Dios no valora:

Salomón invirtió su tiempo en actividades que no agradaban a Dios, trayendo consigo consecuencias nefastas. Como creyentes, debemos usar nuestro tiempo con sabiduría y en actividades que honren a Dios.

Blackaby, H. T., & Blackaby, R. (2001) subrayan que los líderes espirituales deben enfocar sus esfuerzos en actividades que honren a Dios y promuevan Su reino (Blackaby, H. T., & Blackaby, R. Spiritual Leadership: Moving People on to God’s Agenda. Nashville, TN: B&H Publishing Group, 2001).

II. Consecuencias del Descuido Espiritual

Debilitamiento espiritual:

El descuido de la vida espiritual nos expone a las asechanzas del enemigo, que busca devorar a quienes se encuentran debilitados en su fe.

Sande, K. (2004) señala que el descuido espiritual puede debilitar nuestra fe, haciéndonos más vulnerables a los ataques del enemigo (Sande, K. The Peacemaker: A Biblical Guide to Resolving Personal Conflict. Grand Rapids, MI: Baker Books, 2004).

Esclavitud al pecado:

Al descuidar nuestra vida espiritual, terminamos convirtiéndonos en esclavos del pecado y nos alejamos de la voluntad de Dios.

Piper, J. (2003) advierte que cuando nos descuidamos espiritualmente, podemos caer en la esclavitud del pecado y alejarnos de Dios (Piper, J. Desiring God: Meditations of a Christian Hedonist. Sisters, OR: Multnomah Publishers, 2003).

Endurecimiento del corazón:

Un corazón endurecido es incapaz de escuchar y obedecer la voz de Dios, dificultando la restauración espiritual.

McDowell, J., & Belew, B. (1997) explican que un corazón endurecido no puede escuchar ni obedecer la voz de Dios, lo que dificulta la restauración espiritual (McDowell, J., & Belew, B. More Than a Carpenter. Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, 1997).

Pérdida de la unción del Espíritu Santo:

Cuando descuidamos nuestra vida espiritual, el Espíritu Santo se retira y nos quedamos sin su guía y protección.

Chan, F. (2008) sostiene que al descuidar nuestra vida espiritual, podemos perder la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas (Chan, F. Forgotten God: Reversing Our Tragic Neglect of the Holy Spirit. Colorado Springs, CO: David C. Cook, 2008).

Falta de pasión por las cosas de Dios:

El descuido espiritual nos lleva a perder el entusiasmo y la pasión por las cosas de Dios, actuando por compromiso en lugar de amor.

Keller, T. (2008) enfatiza que el descuido espiritual puede llevar a una falta de pasión y entusiasmo por las cosas de Dios, lo que nos lleva a actuar por compromiso en lugar de amor (Keller, T. The Prodigal God: Recovering the Heart of the Christian Faith. New York: Dutton, 2008).

Ira de Dios:

Descuidar nuestra vida espiritual provoca la ira de Dios, lo cual puede traer consecuencias catastróficas para nuestras vidas.

MacArthur, J. (2008) advierte que el descuido de nuestra vida espiritual puede provocar la ira de Dios y traer consecuencias catastróficas para nuestras vidas (MacArthur, J. The Gospel According to Jesus: What Is Authentic Faith? Grand Rapids, MI: Zondervan, 2008).

Muerte espiritual:

El descuido espiritual, en última instancia, nos lleva a la muerte espiritual, lo que significa la pérdida de nuestra conexión con Dios y la posibilidad de salvación.

Stott, J. R. W. (2001) expone que el descuido espiritual, en última instancia, puede llevarnos a la muerte espiritual, lo que significa la pérdida de nuestra conexión con Dios y la posibilidad de salvación (Stott, J. R. W. The Cross of Christ. Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2001).

Conclusión:

Amados hermanos y hermanas en Cristo, nuestras vidas son de inmensurable valor ante los ojos de Dios, quien anhela con fervor nuestra salvación y bienestar. Sin embargo, es imperativo recordar que solo aquellos que luchan con valentía y determinación pueden alcanzar el Reino de los Cielos. Es necesario fortalecernos, mantenernos vigilantes y orar para resistir las tentaciones. Un creyente no debe descuidar su vida espiritual, ya que el riesgo es extremadamente alto y podría costarle la salvación eterna.

El descuido espiritual se manifiesta cuando nos relacionamos con lo que Dios desaprueba, nos alejamos de Su voluntad, amamos lo que Él no ama y dedicamos nuestro tiempo a lo que Él no valora. No permitamos que las graves consecuencias del descuido espiritual afecten nuestras vidas. Seamos de aquellos que no solo escuchan la Palabra de Dios, sino que también la guardan y la aplican en su vida diaria. Al hacerlo, nos acercamos a Dios y aseguramos nuestra relación con Él, evitando los peligros y las consecuencias de un descuido espiritual.

Por lo tanto, es hora de despertar y prestar atención a nuestras vidas espirituales. Sumérjase en la Palabra de Dios, fortalezca su comunión con Él a través de la oración y busque Su voluntad en todo lo que haga. No permita que el descuido espiritual lo aleje de la presencia de Dios y de la vida eterna que nos ofrece a través de Jesucristo, nuestro Salvador. Enfrentemos las tentaciones y las pruebas con valentía y determinación, asegurando nuestro lugar en el Reino de los Cielos y disfrutando de la paz y la alegría que solo Dios puede brindarnos.

Características de la predicación bíblica eficaz

Lloyd M Perry

Nuestra preocupación principal debe ser que el sermón sea bíblico, lógico’ y práctico. ¡La etiqueta con la cual se lo identifique no es la característica más importante! Paul Rees, al escribir para Christianity Today, señala cinco elementos clave en el sermón eficaz.  1. El primero es que sea relevante. (Sin embargo, advierte con toda razón que la iglesia que esté casada con el espíritu de una edad se encontrará viuda en la siguiente.

2. El segundo elemento es que sea concreto. Esto se puede desarrollar, siendo muy exacto en la selección y uso de las palabras.

3. El tercer elemento es que tenga vividas imágenes verbales.

4. El cuarto es la esencia, y con esta palabra se refiere al “sentido» del sermón.

5. El quinto y último elemento es el de la claridad.

Al mismo tiempo que se deja llevar por el afán de claridad, el predicador debe cerciorarse de que el sermón se encamine a una meta. Debe esforzarse por ser sencillo, cultivar lo concreto, planificar que haya una progresión e insistir en la aplicación práctica.

Quisiera sugerir que la predicación bíblica eficaz debe caracterizarse por ser personal. Bien ha dicho MacPherson: “Para nosotros, los artesanos del sermón, nuestros oyentes son a la vez lienzo y cliente, al mismo tiempo los materiales en los que ejecutamos nuestras pinturas y el público que las inspecciona y evalúa. Por tanto, hay una doble razón para que la gente merezca nuestro profundo interés.”

M. Reu escribe que “La predicación es fundamentalmente una parte del cuidado de las almas, y el cuidado de las almas comprende una comprensión completa de la congregación. El predicador … Debe ser un fiel pastor.” Es aquello que sale del corazón lo que tiene más probabilidades de llegar al corazón. El poder en el púlpito viene en parte de la capacidad del predicador para hablar a partir de su experiencia.

Sanford señala que los elementos esenciales del predicador son los siguientes:

1. Un conocimiento seguro de su propia salvación y del santo llamado que hay sobre su vida.

2. Una vida piadosa verdaderamente profunda.

3. Un contacto constante con los hombres en su realidad diaria.

3. Un espíritu de servicio y de abnegación.

El predicador no puede cambiar vidas hablando elocuentemente de lo que se oye decir. No puede compartir lo que no tiene, ni revelar lo que no ha visto.

Es imprescindible que el predicador conozca a su diente tanto como a su producto. Cuando el predicador no comprende la necesidad de conocer a aquellos a quienes les está presentando su mensaje, mucho de lo que proclama simplemente carece de interés. En muchos casos, habría sido mejor no decirlo. Esto es lo que ha llevado a algunos a hablar de la estrechez de miras del púlpito.

El predicador debe estudiar a su audiencia, y con la ayuda del Espíritu de Dios, ajustar su presentación, según constituya un grupo creyente, apático, lleno de dudas u hostil. Esto comprende el proceso de aplicación del sermón, que consiste en relacionar la verdad eterna, descubierta por la investigación y aclarada por la interpretación, al ambiente de la congregación que tiene enfrente el predicador.

La predicación bíblica eficaz debe tener un propósito. La filosofía, fin o meta de una persona debe gobernar el material que usará y el método que empleará. La regla es comenzar con sus propósitos, y no con sus planes. El sermón que se caracterice por tener un propósito, será único en su mensaje, único en su espíritu, y tendrá por fin una vida más cercana a Dios.

La predicación bíblica eficaz debe ser persuasiva. La palabra persuasi­va procede de otras dos, y su significado etimológico sería “por medio de la suavidad”. Hay varias formas de llevar a la gente a hacer lo que queremos que haga. Se puede lograr por medio de la fuerza, por medio de una estructuración física de la situación, por medio de la imitación forzada, por simple expresión, por persuasión oral, o por medio del compromiso personal. A pesar de todo esto, el séptimo medio es el más importante y poderoso, y este es el amor. El amor es la vía más excelente. Henry Drummond ( 1851 -97) se refería a él como “lo más grande del mundo». El himno del amor ( I Corintios 13) resalta el hecho de que el amor hace que nuestras acciones sean provechosas, tanto para el tiempo como para la eternidad.

La elocuencia, la profecía y hasta el martirio no producen nada de valor sin amor. El amor santifica todos los dones. El amor es la marca cristiana sobre nuestra personalidad. El amor nos proporciona la seguridad de la victoria. La fe sin esperanza ni amor es sólo una convicción intelectual. La esperanza sin fe ni amor se convierte en un sueño. El amor sin fe ni esperanza es una pasión. Necesitamos los tres: fe, esperanza y especialmente amor.

La predicación bíblica eficaz debe ser profética. El poder de la predicación ha decaído debido a que se ha ignorado al Espíritu Santo como su supremo inspirador. Sencillamente, el buen predicador no usa el Espíritu, sino que es usado por El. Corwin Roach hacía esta pregunta: “¿Cuánta dinamita hay en nuestra predicación para hacer volar por los aires el mal y preparar el camino para el bien? Con frecuencia, todo lo que tenemos es el fusible. No tenemos la carga que necesitamos. Somos cascos vacíos o cartuchos sin carga.“

A través de los años, las analogías que hacen referencia al Espíritu Santo han tenido gran significado para mí. En Juan 3 se le compara al viento que sopla. En Hechos 2 se le iguala al fuego que purifica. En Isaías 61 se le iguala al aceite que vigoriza. En Apocalipsis 22 se le compara al agua que refresca. Necesitamos que El sople, purifique, vigorice y refresque nuestra predicación.

La Iglesia llena del Espíritu que se describe en Hechos 2:1-47 nos proporciona un provechoso contexto o escenario en cuanto a la predicación poderosa. El ministerio de esa Iglesia estaba marcado por el entusiasmo y un gran interés misionero (Hechos 2:1-13). El mensaje (Hechos 2:14-37) estaba apoyado en oración, se centraba en la Biblia y hacía resaltar la victoriosa resurrección de Cristo. No es de extrañar que un mensaje así produjera convicción. Los miembros de aquella Iglesia llena del Espíritu (Hechos 2:38-47) podían ser identificados por sus características (versículo 38), sus actividades (versículo 42) y sus actitudes (versículos 44-47). Si unas cuantas personas se inflamaran de verdad con el evangelio, no habría nadie capaz de medir o calcular los resultados de una conflagración así.

Me hallaba en la oscuridad de la noche al pie de Glacier Point, en el parque nacional de Yosemite. Habían apagado las luces, y esperábamos en la oscuridad la avalancha de carbones encendidos que caerían desde lo alto hacia el valle. Una voz gritó en medio de la noche: «¡Que caiga el fuego!» Se oyó otra voz que respondía en medio de las tinieblas: «{Ya cae el fuego!» Miré aquella avalancha de tizones encendidos que fueron empujados hasta el borde del precipicio, para que cayeran como una gran pared de fuego. Nunca olvidaré aquel asombroso espectáculo del fuego que caía. Hoy digo lo mismo que dije aquella noche: «¡Que caiga el fuego de Dios!»

Lloyd M Perry. 1986. Predicacion Biblica Para El Mundo Actual. Pag. 16-17-18-19

¿Quién es Dios?

¿Quién es Dios? ¿Y Cómo es Él?, Ningún ser creado por Dios posee la capacidad intelectual para conocer y comprender a Dios en su esencia y atributos totalmente, y mucho menos podrá dar una declaración exhaustiva y satisfactoria y definitiva de todo lo que Dios es. Sin embargo, la Biblia enseña que: Dios es un Espíritu, Infinito, eterno e inmutable, en su ser, en sabiduría, en poder, en santidad, en justicia, en bondad y verdad.

1. DIOS ES ESPÍRITU.

Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo  Adoren. (Juan 4: 24) 

Dios es espíritu no es materia por ello ninguna de las leyes que afectan la materialo afectan a Él. No está sujeto al tiempo, ni al espacio. Dios es espíritu, no es humano, su conciencia, pensamiento y voluntad está por encima de la naturaleza humana.

Dios es espíritu, único, moral consciente de sí mismo, y de su perfecciones y atributos. Y ser que busca la comunión con el ser humano, busca adoradores, porque en la adoración la parte más elevada y pura del hombre; el espíritu humano armoniza con el Espíritu de Dios.

2. DIOS ES UN SER INFINITO.

Para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarlo, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros, porque en él vivimos, nos movemos y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: “Porque linaje suyo somos”. (Hechos 17: 28-29)

Cuando se dice que Dios es infinito en cuanto a su ser, lo que se significa es que no se puede asignarle limitación alguna a su esencia. Dios es infinito se da por establecido que ya no puede incrementarse más pues ya es. Es por ello evidente su omnipresencia, omnipotencia y omnisciencia Dios es infinito en sus perfecciones y atributos.

Y el uno al otro daba voces diciendo: «¡Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su gloria!». (Isaías 6:3)» Pero ¿es verdad que Dios habitará sobre la tierra? Si los cielos, y los cielos de los cielos, no te puedencontener; ¿cuánto menos esta Casa que yo he edificado? (1 Reyes 8: 27)


¿A dónde me iré de tu espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiera a los
cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciera mi estrado, allí tú estás. Si tomara las alas del alba y habitará en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano y me asirá tu diestra. Si dijera: «Ciertamente las tinieblas me encubrirán», aun la noche resplandecerá alrededor de mí. (Salmos 139: 7-11)

3. DIOS ES UN SER ETERNO.

«Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios» (Sal 90: 2).

Así como Él está libre de las limitaciones del espacio, de la misma manera está exaltado sobre todas las limitaciones del tiempo. Así como Él no está más en un lugar que en otro, así no existe más durante un período de duración que en otro. Para Él no hay distinción entre el presente, el pasado y el futuro; todas las cosas están igualmente y siempre presentes para Él. Por la duración es un eterno ahora.

Ésta es la postura popular y la de las Escrituras acerca de la eternidad de Dios. Él es «el Alto y Sublime, el que habita la eternidad» (Os 57: 15). (Salmos 102: 25- 27; Isaías 44: 6; Salmos 90: 4; 2 Pedro 3:8) Él es «el mismo ayer, y hoy, y por los siglos» (hebreos 13: 8). Dios es «el que es [que siempre es] y que era y que ha de
venir» (Apocalipsis 1: 4).

Lo que se enseña en éste y similares pasajes es, primero, que Dios es sin principio de años ni, fin de días. Él es, y siempre ha sido, y siempre será; y, segundo, que para El no hay ni pasado ni futuro; que el pasado y el futuro son siempre e igualmente presentes para Él.
 

4. DIOS ES UN SER INMUTABLE.


Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación (Santiago 1:17).

Dios está exaltado sobre todas las causas de e incluso sobre la posibilidad de cambio. El infinito espacio y la infinita duración no pueden cambiar. Tienen que ser siempre lo que son. Así es Dios absolutamente inmutable en su esencia y atributos.

Él no puede ni aumentar ni decrecer. No está sujeto a ningún proceso de desenvolvimiento, ni evolución del YO.Su conocimiento y poder nunca pueden ser ni mayores ni menores. Nunca puede ser más sabio ni más santo, ni más justo ni más misericordioso de lo que siempre ha sido y siempre ha de ser. Y no es menos inmutable en sus planes y propósitos: Infinito en sabiduría, no puede haber error en su concepción de los mismos; Infinito en poder, no puede haber fallo en el cumplimiento de los mismos. (Números 23: 19; Sal 33: 11; Isaías 46: 9, 10)

5. DIOS ES UNA PERSONA.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. (Juan 3: 16) El Dios de la Biblia es una persona. ÉL habló con Adán. Él se reveló a Noé. Él concertó pacto con Abraham. ÉL conversó con Moisés, como amigo, cara a cara.


En todas partes emplea los pronombres personales. Él dice: «Mi nombre es «Yo Soy»». Yo soy el Señor tu Dios. Yo soy misericordioso y lleno de gracia. Invócame y yo te responderé. Como un padre se compadece de sus hijos, así el Señor se compadece de los que le temen. Oh Tú, que escuchas la oración, a Ti acudirá toda
carne. (Génesis 2: 15-16; 6: 13; Éxodo 33: 11; Salmos 65: 2; 103: 13; Jeremías 33,3)

En todas partes, el Dios de la Biblia es ve, oye y ama. Y estas no son verdades reguladoras, sino verdades reales. Dios no se burla de nosotros cuando se nos presenta, así como un Ser personal con quien podemos tener relación, y que está
presente en todo lugar, para ayudar y salvar.

Deiby Herrera