Desde que Dios me llamó a predicar, he luchado con mi profunda inseguridad sobre mi estilo. No puedo electrificar a una multitud como T. D. Jakes, ni llenar un estadio como un Reinhard Bonnke, ni lograr que mis sermones sean el tema de la semana en Twitter, como le sucede a Craig Groeschel o Steven Furtick. Esos hombres dan jonrones con sus sermones. Yo no paso de primera o me poncho de inmediato.
Durante años me sentí como el Moisés reticente que se quejó con Dios: «Por favor, Señor, nunca he sido hombre elocuente» (Éxodo 4:10, LBLA). El Señor seguía obligándome a salirme de mi zona de comodidad, instándome a rendirle mis temores cada vez que tomaba el micrófono. Una vez me dijo: “No te llamé para que fueras otro T.D. Jakes. Te llamé para que seas tú”. Muchas veces salía malhumorado de una iglesia o conferencia. Luchaba contra el desaliento y me preguntaba si el mensaje había dado en el clavo. ¿Prediqué bien? ¿Llegó el mensaje? Finalmente, le pregunté a un pastor mayor si había luchado contra los sentimientos de ineptitud en el púlpito. Me sonrió y dijo: “Hijo, así me he sentido todos los lunes de mi vida”.
Estoy aprendiendo uno de los secretos más incómodos de la predicación: aquellos que se atreven a dejar que Dios hable a través de ellos y ellas, siempre padecerán una agonía santa. La predicación del evangelio es una responsabilidad terrible y gloriosa. El hablar bajo la unción del Espíritu Santo e impartir las verdades de Cristo nos acerca tanto a él que nuestro orgullo queda en entredicho.
La historia de Jericó así lo demuestra. Dios le dijo a Josué que organizara una marcha alrededor de la ciudad amurallada por siete días. El arca del pacto iría en la delantera, acompañado por siete sacerdotes que tocarían las trompetas. El último día, las murallas de Jericó cayeron a los gritos del pueblo.
Los carismáticos hemos espiritualizado esta historia con proporciones cósmicas. Algunos creímos que tocar los cuernos en cada culto estimularía el crecimiento de nuestras iglesias.
(¡La verdad es que no crecimos muchos porque el sonido asustaba a la gente!) Otros creímos que debíamos marchar alrededor del templo toda la noche o celebrar maratones de gritería. No estoy en contra de los gritos, las marchas o el cuerno, pero no quisiera que perdiésemos el punto de esta historia: la predicación poderosa y profética hace caer las murallas de la resistencia espiritual. Hay que proclamar la Palabra de Dios. Fíjese en estos tres puntos sobre la historia de Jericó:
1. Las trompetas eran cuernos de carnero.
Dios usa lo débil de este mundo para confundir a lo fuerte. El apóstol Pablo dice que la predicación es una “locura” (véase 1 Corintios 1:18). No es malo que perfeccione sus habilidades como orador, pero no al punto de quedarse sin un mensaje. No trate de ser sofisticado. Usted es un cuerno.
Algunos predicadores norteamericanos sorprenden a la gente con anécdotas dramáticas, segmentos de películas, gráficas y toda esa palabrería motivacional. De buenas a primeras suena bien. Pero a veces, después de los aplausos, comprendemos que eran solamente palabras dulces para el oído. En lugar de esos libretos pulidos, necesitamos que los púlpitos se llenen con las súplicas y los clamores crudos, desordenados, honestos y quebrantados de hombres y mujeres que estén llenos del Espíritu Santo.
Los cuernos provienen de animales sacrificados. Sólo los predicadores y las predicadoras consagrados, que han muerto a sí mismos, pueden derribar las murallas espirituales.
2. Las trompetas fueron tocadas por siete días.
Nos encantan los sermones sensacionales de YouTube, esos donde la gente agitapañuelos y danza por los pasillos. Pero el Reino de Dios no descansa sobre funciones de una noche. Cuando el apóstol Pablo predicaba, rara vez obtenías resultados inmediatos… o positivos. A veces se formaba un disturbio, seguido por una estadía en la cárcel.
Dios no está buscando sermones sensaciones, sino una vida de fidelidad a la predicación. Él prefiere la perseverancia a los fuegos artificiales. Nos gozamos con esos momentos emocionantes donde vemos pañuelos en el aire; pero Dios también se mueve en vez de amenes solamente se oye el timbre de los celulares y el llanto de los bebés.
3. Las trompetas fueron tocadas por personajes anónimos.
La Biblia no nos dice quienes tocaron las trompetas en el capítulo 6 de Josué. Sabemos que jugaron un papel importante, pero desconocemos sus nombres. Caminaron por el desi erto seco, alrededor de Jericó, durante siete días monótonos, tocando sus cuernos hasta que quedarse sin gargantas y con labios partidos.
Y al final, cuando por fin cayeron las murallas de la ciudad, las Escrituras dicen que la fama de Josué aumentó, pero no la de los músicos (véase Josué 6:27).Hoy, necesitamos predicadores y predicadoras que estén dispuestos a llevar fielmente la Palabra de Dios, sin estar a la espera de fama o fortuna. Si de verdad desea que Cristo se lleve la gloria, no se preocupe por su rendimiento o los aplausos. Haga su trabajo. Predique la Palabra y los muros caerán.
J. Lee Grady es el antiguo editor de la Revista Carisma. Engage 2013. p27
Qué decepcionante es encontrarse en una sala llena de personas con quienes esperarías compartir la misión y los compromisos del trabajo pastoral y en menos de diez minutos darte cuenta de que no tienes nada en común con ellas. Hablan de imágenes y estadísticas. Mencionan nombres como quien no quiere la cosa. Hablan de influencias y estatus. Los asuntos de Dios, el alma y las Escrituras no son grano para sus molinos (Eugene Peterson).
LA ALARMANTE FALTA de conciencia personal entre ministros, descrita por Peterson, es pasada por alto, mientras que ciertas prácticas ministeriales son aceptadas aun cuando socavan un fundamento, que ya de por sí es inestable.
Cuando era un universitario, en mi iglesia hubo un concierto con un trío conocido como “Los eclesiásticos”, el cual había popularizado una canción conmovedora e inspiradora, titulada, “El camino largo y tortuoso”. La letra dice: “Sé que estoy de viaje, recuerdo haber pasado por el Calvario. Aunque este camino es polvoriento y viejo, siempre ha soportado la carga del viajero; algún día se convertirá en oro”.
Me parece que en algún lugar del camino la gente toma la decisión de “cambiar su viaje”. Y comienzan poco a poco, hasta que sus decisiones afectan el púlpito y las bancas, dejando una estela de daños colaterales por todos lados.
El mayor problema que he encontrado en mi ministerio es el misterioso predicamento de ministros que reprueban el examen de la ética y las normas morales hasta en las situaciones más sencillas.
Escuché de un incidente que implicaba a un joven aspirante a una posición dentro de una compañía Fortune 500. La entrevista se extendió hasta la hora del almuerzo, así que el ejecutivo invitó al joven a la cafetería. Mientras estaban en la fila, el ejecutivo notó que el joven había escondido dos barritas de mantequilla debajo del plato del pan. No se lo mencionó al cajero. Está de más decir que tampoco fue contratado. El ejecutivo concluyó acertadamente que si éste muchacho era capaz de robarse cinco centavos de mantequilla, no tendría reparos en llevarse algo de mayor envergadura.
Vivimos en una época en que no podemos suponer ni la ética ni los principios morales de una persona o grupo. Ni siquiera la ética cristiana garantiza la integridad, mientras que la ética ministerial debe ser cuestionada y tomada con recelo.
Nuestras sospechas están garantizadas debido a que hemos sido decepcionados por alguien de confianza o por nuestro tutor o tutora, a quien admirábamos sin saber que tenían pies de barro. Pero esto no resuelve el enigma. La mayoría no ha sido tan ingenua como para creerse que sus héroes y heroínas no son humanos. Sin embargo, la disonancia entre la conducta y el discurso ha provocado un vértigo espiritual y emocional, una pérdida de balance ante la sorprendente revelación de la falta de ética.
¿A qué se debe? ¿Qué pasó con nuestra brújula moral? ¿Qué pasó con la toma de deci siones rectas? ¿Qué pasó con el sentido común y la debida consideración de los demás? ¿Qué pasó con esa “vocecita” que cuidaba nuestro carácter tras bastidores? El veredicto es claro.
Ya no estamos en la era de la ilustración, pues no sabemos qué debemos hacer. O mejor dicho, de no estar dispuestos a hacer lo que deberíamos. Esta época tiene un dejo de Jueces: «En aquellos días no había rey en Israel y cada cual hacía lo que bien le parecía» (21: 25). No tenemos un rey, líder, una norma, ética o brújula que funcione correctamente. Ni siquiera seguimos a la estrella del norte.
Quizá George Barna, un prominente sociólogo cristiano, estaba imaginándoselo cuando escribió: «El aguijón en la carne no es nuestra teología, sino nuestra incapacidad de aplicarla, no el contenido de nuestro mensaje, sino de practicar lo que predicamos».
Todos estamos de acuerdo con que la Iglesia debe internalizar y demostrar un con junto de convicciones y conductas distintas de las adoptadas por la mayoría de la sociedad. Pero para el espectador promedio, los cristianos no son diferentes, ni siquiera los pastores se escapan de este juicio. Si fuera cierto, entonces, nuestra fe sería una teoría, una decisión emocional y una muleta psicológico que alivia la conciencia, pero que no define lo que somos, la manera de comportamos, ni trans- forma o sostiene a través de la vida.
Cuánto quisiera decirle que nada de esto ocurre en la Iglesia de Dios y menos entre su ministerio. También, me gustaría informarque todos los ministros han corregido su rumbo y están tomando decisiones coherentes, prácticas, éticas y morales, a tono con la ruta del Calvario. Pero todos conocemos la triste verdad. El individualismo, el relativismo, la autopromoción, el instinto de sobrevivencia y autoengaño, junto con un espíritu arrogante han reemplazado a la humildad y confianza en Dios.
La ética del carácter, que fue edificada sobre el fundamento seguro de la integridad, fidelidad, valentía, justicia, paciencia, modestia y la regla de oro, ha dado paso a una ética de la personalidad, la cual tiene su fundamento sobre las arenas movedizas de la ambición, el egoísmo, la imagen pública, la política, los trucos, las habilidades y técnicas.
Por ende, aquella que entra al ministerio no tarda en comprender que puede disfrutar de una buena reputación sin dedicarse de lleno a las acciones cristianas y auténticas, conocidas como “actos silenciosos”. Estas conductas requieren autodisciplina, confianza en los principios justos y una relación madura y personal con Jesucristo, ésa que mantiene el enfoque en la fidelidad hacia las cosas pequeñas, que te lleva por ese camino largo y tortuoso.
Así que, concluyo estos pensamientos con una pregunta, una advertencia aleccionadora y un desafío. Pregunta: ¿Y qué de las palabras de Cristo en el capítulo 17 de Juan, en donde nos describe como “en el mundo”, pero “no del mundo”? Como dice el gran predicador, Chuck Swindoll: “Se supone que la barca esté en el agua, no que el agua entre a la barca”.
Advertencia: El pensamiento es terrible, pero cierto. Un ministro puede falsificar muchos de los aspectos de su profesión con tal de satisfacer las demandas de la gente. Alguien dijo, “nadie puede fingir que es pastor, sin antes ser un pastor”.
Desafío: El pastor y la pastora saben hacerlo correcto. Mi sugerencia es sencilla: adopte el lema de Nike y “hágalo”.
El Dr. Fred Garmon es el director ejecutivo dePeople for Care and Learning
¡Cobren ánimo y ármense de valor! No se asusten ni se acobarden ante el rey de Asiria y su numeroso ejército, porque nosotros contamos con alguien que es más poderoso.
Él se apoya en la fuerza humana, mientras que nosotros contamos con el Señor nuestro Dios, quien nos brinda su ayuda y pelea nuestras batallas». Al oír las palabras de Ezequías, rey de Judá, el pueblo se tranquilizó.” 2 Crónicas 32:7,8
Estamos viviendo tiempos muy difíciles, donde el pecado está consumiendo familias, naciones, iglesias. Vemos como la maldad se ha multiplicado y como hemos dejado de confiar más en Dios y nos apoyamos en nuestra sabiduría humana.
Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. (Mt 24:11-12)
Observemos tres consejos que nos pueden ayudar a vivir bajo la cobertura de nuestro Dios.
1. NO DEJES QUE EL DESÁNIMO CONTROLE TUS EMOCIONES
A. 2 Crónicas 32:7- Cobren ánimo y ármense de valor! No se asusten ni se acobarden ante el rey de Asiria y su numeroso ejército, porque nosotros contamos con alguien que es más poderoso.” 2. DEBES ENTENDER QUE EL SEÑOR PELEA NUESTRAS BATALLAS.
A. 2 Cron 32:8a-Él se apoya en la fuerza humana, MIENTRAS QUE NOSOTROS CONTAMOS CON EL SEÑOR NUESTRO DIOS, quien nos brinda su ayuda y pelea nuestras batallas».
3. BUSCA ESA PALABRA DE DIOS QUE TRANQUILICE TU ALMA.
A. 2 Crónicas 32:8 b- Al oír las palabras de Ezequías, rey de Judá, el pueblo se tranquilizo.”
La comunicación es una ciencia y un arte. Y en el mundo globalizado actual las comunicaciones juegan un rol preponderante. De hecho, no existiría globalización sin comunicaciones. O dicho de otra forma, el “latido de corazón” de la globalización son las comunicaciones. Y más allá de los males que a muchos pueblos ha conllevado la globalización (analfabetismo, pobreza, desocupación, etc.), no podemos negar que las comunicaciones son claves para la vida. Y este concepto “vida” no se restringe a políticas internacionales actuales, sino al sentido más amplio del término.
La persona misma, y aun organismos biológicos más simples, dependen de las comunicaciones internas y con el exterior. De hecho la muerte, bíblicamente hablando, es la separación del medio circundante. Es decir, la persona muerta carece de la habilidad o posibilidad de comunicarse con el medio circundante, al tiempo que tampoco tiene comunicación interna: el cerebro ha dejado de dar señales y recibir estímulos. Hay un corte en las comunicaciones.
El hombre en pecado está incomunicado con Dios. El pecado ha formado una barrera infranqueable por medios humanos, que sólo es removida por la obra vicaria de Cristo y nuestra aceptación de la misma. Recién entonces la comunicación, el diálogo se reestablece entre el hombre y su Creador.
Así vemos que las comunicaciones no son algo sólo de fines del siglo XX. Pero sí es cierto que este siglo, como el presente, ha sido llamado el “siglo de las comunicaciones”, porque el hombre revaloró su importancia y su estudio. Hoy en diversas partes del mundo hay carreras universitarias dedicadas exclusivamente al estudio de las comunicaciones: licenciado en comunicaciones, ingeniero electrónico especializado en comunicaciones, etc. El mundo ha revalorizado las comunicaciones, y no es para menos. Así como hemos observado que el ser biológico sin comunicaciones internas y externas está muerto, la persona que tiene deficiencias en comunicarse no va a disfrutar el potencial que los medios actuales pueden brindarle, y en consecuencia, va a correr en sustancial desventaja con los otros que sí pueden hacerlo.
La iglesia no está ajena al tema de las comunicaciones. La Biblia habla constantemente de las mismas, desde Génesis hasta Apocalipsis, siendo la Biblia misma un medio de comunicación. Dios se estuvo comunicando constantemente con el hombre y ha utilizado muchos medios: profetas, visiones, sueños, señales, palabras, escritos, ángeles, Dios mismo, Jesucristo (He. 1:1, 2). Y la iglesia ha revalorado últimamente las ciencias de la comunicación, desarrollando “teologías de las comunicaciones”. En años recientes han aparecido numerosas contribuciones para entender y mejorar esta disciplina entre los cristianos y afectar con el evangelio de Cristo al mundo que nos circunda.
En los tiempos de los apóstoles, el medio por excelencia era la “carta” o “epístola”, además de la exposición oral. Hoy esas formas se han reemplazado por el libro, algo más extenso. La forma escrita ha tenido un desarrollo vertiginoso desde la creación de la imprenta bendecida, sin lugar a dudas, al ser la Biblia el primer libro que empastaron los tipos móviles. Pero también tenemos que tener en cuenta que en aquel entonces el medio de comunicación eran las famosas carreteras romanas, merced a las cuales el evangelio tuvo una rápida expansión.
Pero el desarrollo de la tecnología favoreció al hombre con múltiples oportunidades adicionales para comunicarse: la prensa, la radio, el telégrafo, el teléfono, el cine, la televisión, el satélite, los videos, Internet, el DVD. Y creemos que en el futuro nuevas formas de comunicación serán disponibles para el hombre y, ciertamente, lo beneficiarán.
Ahora, es sabido que la introducción de ciertos elementos en la vida del hombre ha alterado la misma y de hecho redefinido, si se quiere, la sociedad. La revolucionaria tesis del sociólogo canadiense H. Marshall McLuhan, “el medio es el mensaje”, dio un giro en el estudio sociológico de las comunicaciones, lo cual nos debe despertar a nosotros como cristianos. Para poner un ejemplo: no es importante lo que se dice por TV, lo importante es tener el canal de TV.
Además de esto, los medios han generado una cultura: la cultura mediática, la cultura propia del medio, la que él mismo define, y el hombre se ha tenido que adaptar a la misma. Una suerte de esclavitud a la propia creación del medio. Por ejemplo, hoy la tecnología ha creado una cultura de pantalla. Todo está “pantallizado”. Como dijo recientemente el sociólogo catalán R. Gubern “la sociedad está hiperpantallizada”, con las consecuencias del caso. Pero si uno no se adapta a este medio de comunicación queda aislado.
Los medios de comunicación podemos decir que son producto de la inteligencia humana y significan un crecimiento en sus capacidades comunicativas. Dios había dicho al hombre “dominad la tierra”, entendiendo este mandamiento como la habilidad de poner a la creación al servicio del hombre. Así el hombre transformó el mundo por medio de las comunicaciones. Pero al mismo tiempo los medios son dones de Dios. Es así que el hombre debe administrar el mundo y su contenido. No es dueño y señor, sino sólo administrador. De modo que el hombre es copartícipe de Dios en la conducción de esta tarea. El hombre es responsable de llevar las condiciones de vida en el planeta a formas más humanas y las comunicaciones deben estar al servicio de humanizar al hombre. Pero la realidad del pecado ha hecho que los medios de comunicación lamentablemente puedan deshumanizarlo.
Es así que los medios de comunicación social no son neutrales: afectan la comunicación y el mensaje, más allá de las intenciones del comunicador. Son más que meros instrumentos; son extensiones del mismo ser humano para transformar a los usuarios. Así podemos decir que los medios de comunicación son una síntesis de tecnología con valores sociales, políticos y económicos.
El conocimiento de los medios de comunicación y su influencia es algo que es de fundamental importancia para el mundo cristiano. El mensaje debe ser comunicado; millones de personas aún no conocen la propuesta salvífica de Dios, su amor, su perdón. De modo que hay todo un potencial que la iglesia debe utilizar.
Por otro lado, en el plan redentor de Dios cabe la redención de los medios de comunicación. Sabemos que el pecado ha permeado en ellos y los medios en las manos de los hombres son capaces de lo mejor, como de lo peor. El hombre, con la asistencia divina, debe redimir los medios. Leemos al final del canon que los medios serán utilizados con fines realmente perversos: “Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritu inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.” (Ap. 16:13, 14). Más allá de la interpretación cabal del texto, podríamos ver en este texto la propaganda insistente, el croar constante de las ranas, comunicada mundialmente a los que manejan el mundo para unirse y reunirse contra Dios mismo.
Dios nos llama a redimir los medios y utilizarlos para la propagación del evangelio, para dar las buenas nuevas de salvación a millones de personas aún ignorantes del mismo o atadas a sistemas religiosos esclavizantes y enceguecedores. Gracias a Dios que muchos jóvenes se están comprometiendo en las diversas ramas de las comunicaciones y están invadiendo y transformando el mundo con el mensaje de salvación. Como nunca el evangelio está penetrando en áreas “prohibidas” al evangelismo tradicional y uno puede escuchar testimonios, que por obvias razones son anónimos, de personas en distintas latitudes, pero que para Dios sus nombres y apellidos están escritos en el libro de la vida.
Piccardo, Horacio R.: Introducción Al Cuerpo Epistolar Del Nuevo Testamento : Tomo 1. Buenos Aires, Argentina : Ediciones del Centro, 2006, S. 30
Este único versículo contiene una buena descripción del tipo de líder que Dios busca. Echa un vistazo a lo que Dios estaba buscando en el tiempo de Ezequiel.
1. Un hombre: Dios no estaba buscando un gran comité, sino una sola persona.
2. Entre ellos: esta persona se relaciona mejor con la gente de su propia cultura.
3. Constructor de vallados: Debe ser constructivo y trabajador.
4. Estar en la brecha: Debe cerrar la brecha entre el pueblo y Dios.
5. A favor de la tierra: Lleva una carga y visión por el lugar en el que vive.
El vallado del que se habla aquí no está hecho de piedras, sino de gente fiel que une sus esfuerzos para resistir el mal. Este << vallado>> estaba en mal estado debido a que no había nadie que pudiera guiar al pueblo de regreso a Dios. Los intentos endebles para repararlo, por medio de rituales religiosos o mensajes basados en la opinión y no en la voluntad de Dios, eran tan insignificantes como la cal, que solo cubre de manera superficial los problemas. ¡Lo que el pueblo realmente necesitaba era una construcción espiritual total! Cuando damos la apariencia de amar a Dios sin vivir conforme a sus caminos, estamos cubriendo los pecados que a la larga podrán dañar nuestras vidas y no podrán ser reparadas. No utilice la religión como la cal, arregle su vida al vivir los principios de la palabra de Dios. Luego podrá unirse a otros que están en la <<brecha>> y hará para Dios una diferencia en el mundo.
• Jeremías 5:1
Jerusalén era la ciudad capital y el centro de adoración de Judá, sin embargo, Dios desafió a cualquiera a encontrar al menos una persona justa y veraz en toda la ciudad, Dios estaba dispuesto a salvar la ciudad si se encontrara una persona así (hizo una declaración similar sobre Sodoma, véase Génesis 18:32). Piense cuán significativo puede ser su testimonio en su ciudad o comunidad. A lo mejor usted es el único testimonio de Dios para mucha gente. ¿Es fiel a esa oportunidad?
• Salmo 106:23
<<De no haberse interpuesto Moisés>> significa que Moisés oficiaba como intercesor del pueblo. Esto se refiere al tiempo cuando Dios quería destruir al pueblo por adorar el becerro de oro (éxodo 32:7-14)
• Éxodo 17:8-16
Las manos de Moisés se cansaban, pero Aron y Hur sostenían sus manos.
Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan. (Pro 8:17)
Un corazón dispuesto a amar a su Creador, tendrá la fuerza capaz de halar su presencia y hacerle tangible.
Dios debería ser tu mejor amigo, tu confidente, tu padre, tu madre, la única persona que te conozca mejor y con quien pases la mayoría del tiempo, tú mejor amigo.
El amor por Dios no nacerá automáticamente en tu corazón, debes cultivar una relación personal con Él, debes conocerlo y realmente debes estar dispuesto a consumir tu vida en Él, y sumergirla en el río de su Espíritu. El Señor busca esa relación estrecha, intrínseca, donde tu espíritu se una a Él, de tal manera que sea imposible, una ruptura. Todo aquel, que se une al Señor, un espíritu es con Él (1 Co 6:17)
Si Dios encuentra en ti, otro interés que no sea amarlo y exaltarlo a Él, habrás de terminar frustrado, sin tomar de Él nada, si tu oración no es sincera y humilde y en tus propias palabras, nunca conocerás los poderes del siglo venidero. (Heb 6:5)
Ahora debes comprender que un corazón herido con rencores y remordimientos, no puede amar, examina tu corazón cuidadosamente, si encuentras en tu interior heridas emocionales, pídele al Señor que las sane: Tu corazón debe estar sano; si no has perdonado a los que te han hecho mal, no podrás reflejar el amor del Señor y su poder no se manifestará.
Debes perdonar, no importa cuánto ores o ayunes, el Espíritu Santo no podrá fluir a través de un corazón herido, primero se sano, sobre todas las cosas guardadas guarda tu corazón, por que de el mana la vida (Pro 4:23).
Si en algún momento has fallado a Dios, estoy seguro que Él te ha perdonado en la sangre del Señor, la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. (1Jn 1:7) pero ahora debes perdonarte tú mismo sabiendo esto que: Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. (1Jn 1:9)
Si no te amas a ti mismo, no podrás amar a tus semejantes y si no amas a tus semejantes que ves, no podrás amar a Dios (Luc 10:27; 1 Jn 4:20).
El Espíritu Santo enseña por medio de las Escrituras que: Dios nos ha alcanzado con su gran amor y por su gracia le hemos encontrado, y Él anhela que lo sigamos buscando, para seguirse revelando a sí mismo, y dándose a conocer por la eternidad, recuerda que Dios es infinito, nunca terminaras de amarlo, ni de conocerlo.
No eres el primero, ni serás el último, al que Dios atrae hacia el mismo, (Jn 6:44) y lo más impresionante es, que él Señor, ya está esperando y anhela encontrarse contigo. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.(Apo 3:20; Apo. 21:6, 17).
No te avergüences delante de Él, pensando que tu anhelo está mal, por el contrario, habré tu corazón y mente y expresa al Señor el gran deseo de atrapar su presencia y ministrar su poder, porque Dios mismo ha puesto en ti el querer como el hacer (Flp 2:13).
Todos los que han mostrado su poder, han sido personas normales, las cuales primero han anhelado intensamente la presencia y el poder de Dios y luego han logrado manifestarlo, El Señor está por visitarte y responder a esa poderosa oración, que fluye desde tu interior. (Jn 14:21, 23)
En una ocasión alguien me preguntó ¿cuánto tiempo? era necesario orar a diario, para vivir bajo el poder del Espíritu Santo, recuerdo que le respondí, después de ¿cuantas horas? de pasar con tu novia le pediste que se casara contigo. Él hizo silencio y dijo ya entiendo, no es cuanto tiempo, sino porque quiero pasar ese tiempo con El.
Si realmente amas al Señor las horas serán cortas en su presencia, los días no alcanzarán para orar, será necesario pasar noches enteras en su presencia. (Luc 6:12)
Amigo lector con todo respeto, te pregunto, ¿Cuándo? fue la última noche que pasaste buscando la maravillosa presencia de Dios, no en la congregación o en alguna actividad de la misma, tú, personalmente cuando fue la última vez que sacaste una noche entera para amarlo y buscarlo a Él.
¿Cuándo? fue la última vez que dijiste hoy tengo libre, buscaré un lugar donde pasar todo el día en oración y en meditación de su palabra.
Una vida entera de oración no bastaría para conocerlo, por eso Él ofrece vida eterna, para que por la eternidad estés en su presencia, en comunión con Él, pero se debe aprender ahora, que estamos en esta vida. (1 Ts 5:17)
Ora antes que comience tu día, busca su compañía, levántate más temprano para estar con Dios, antes de irte al colegio o la universidad, al trabajo.
Ten disciplina en tu vida de oración, aprende a tener comunión con el Señor, se constante, persistente, persevera y no olvides que tienes un gran ayudador para aprender a orar.
El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. (Rom 8:26-27)
Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan. (Pro 8:17) esas son sus palabras, aprende amar al Señor y a buscarlo por lo que Él es y no por lo que pueda dar, Dios es realmente bueno, cuando llegas a conocerlo es imposible no amarlo.
BASE BIBLICA:“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”(Apocalipsis 3:14-22)
INTRODUCCION:
Oración.
Toda persona hoy en día tiene una idea de cómo Dios es. Todos tenemos un concepto de que Dios está dispuesto a perdonarnos y que siempre tiene sus brazos abiertos para recibirnos. Eso es una gran verdad, El sí está dispuesto a perdonarnos, El sí tiene sus brazos abiertos para recibirnos; pero existe también un lado de Dios que muchos de nosotros tratamos de ignorar o quizás desconozcamos. En Hebreos 12:29 dice: “porque nuestro Dios es fuego consumidor.”
Es por esa razón que en el día de hoy les traigo este mensaje que muchos de ustedes lo encontrarán un poco fuerte. No quiero que nadie aquí se ofenda, no quiero que nadie aquí se sienta mal, pero si quiero que todos aquí en el día de hoy aprendamos y entendamos que cuando decimos que seguimos y servimos a Dios, se está hablando de algo bien serio.
Lectura de la Base Bíblica. (Apocalipsis 3:14-22)
Yo le voy a hacer una pregunta, no la conteste piense en ella solamente: – ¿Cuál es Tú Temperatura? – quizás para usted suene algo absurdo, quizás digas el pastor se volvió loco, pero créame que no. Pregúntele al que está a su lado: – ¿Cuál es Tú Temperatura? –
Ese es precisamente el título de este sermón: “¿Cuál es Tú Temperatura?” Entendamos que seguir a Dios es una responsabilidad muy seria y de no ser responsables nuestra salvación estaría en juego.
Entonces les invito a considerar tres estados o condiciones espirituales en la que puede encontrarse una persona, para que tu yo podamos discernir con la ayuda del Espíritu Santo en que condición estoy, o, dicho de otro modo: – ¿Cuál es mi Temperatura? –
DESARROLLO:
Aquí en este pasaje vemos que Cristo no tuvo nada bueno que decir de ellos. La razón por la cual El escribió esta carta tan fuerte es porque como podemos interpretar en el versículo 16 ellos en vez de acercarse más a Dios, en realidad se alejaban de Él. Ellos estaban en un camino que no agradaba a Dios y por lo tanto vemos que Él les dice: «…te vomitaré de mi boca.» Para tener un mejor entendimiento del significado de esta carta, vamos a detenernos aquí y aprender un poco de esta iglesia.
Laodicea era la ciudad principal de Phrygia, y era una ciudad muy prospera y rica. Esta ciudad estaba centrada en las tres carreteras más importantes de ese entonces. Era una ciudad enormemente rica porque tenía las tres industrias más grandes de ese entonces. Esta ciudad era el centro bancario y financiero, era productores de vestimentas, y era donde se encontraba la escuela de medicina muy reconocida por el colirio.
Con esto en mente continuemos ahora examinando esta carta y examinemos como se aplica a nuestro diario vivir. Esta carta no solo se aplica a esa iglesia en Laodicea, sino que se aplica a toda congregación, a toda iglesia en el cuerpo de Cristo hoy en día. En ella encontramos tres estados o condiciones espirituales en la que puede encontrarse una persona. Así que continuemos.
Frío.
Características de una persona Fría. “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (1 Corintios 2:14)
Tiene que aceptar y recibir a Cristo en su corazón.
No ha nacido de nuevo.
Está separada de Dios. “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23)
No puede escuchar o discernir la voz de Dios. “… no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios …” (1 Corintios 2:14)
No tiene al Espíritu Santo.
No puede entender las cosas espirituales. “… no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (1 Corintios 2:14)
Está en enemistad con Dios. “¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” (Santiago 4:4)
Resultados de ser una persona Fría. (No alcanza salvación.)
Juan 3:16,18 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”
Juan 3:3 “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.”
Romanos 8:9“Más vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.”
Caliente.
Características de una persona Caliente.
Es una persona regenerada, que ha nacido de nuevo. “De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17)
Posee el Fuego del Espíritu Santo.
Tiene la Mente de Cristo. “Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.” (1 Corintios 2:16)
Sabe lo que tiene que hacer y lo hace. Es obediente. “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, ¿y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46)
Posee una relación completa con Dios. Intimidad. “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?” (Salmo 42:1-2)
Está consciente de que es la luz del mundo y la sal de la tierra. “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (Mateo 5:13-16)
Confía en Dios ante cualquier circunstancia.
Salmo 121:1-2“Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.”
Salmo 23:1-4“Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.”
Salmo 40:17“Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.”
Job 19:25-27“Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.”
Habacuc 3:17-19“Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.”
Es una persona que cambia la atmósfera que le rodea positivamente. “Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; Se saciará del producto de sus labios. La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos. (Proverbios 18:20-21)
Resultados de ser una persona Caliente. (Alcanza Salvación)
Tibio.
¿Por qué la iglesia de Laodicea era una iglesia tibia? “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.” (Apocalipsis 3:17)
Características de una persona Tibia.
Es una persona que dice ser cristiana. “Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra.” (Tito 1:16)
Es una persona inmadura. “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.” (Hebreos 5:12-14)
Está comprometida con Dios parcialmente. “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe” (Filipenses 3:7-9)
No tiene una relación con Dios. Creen en un Dios Bombero o Ambulancia) Buscan a Dios por lo que puede dar y no por lo que es.
Saben lo que tienen que hacer y no lo hacen. “y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.” (Santiago 4:17)
Es una persona indiferente ante las necesidades. “Más cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha” (Mateo 6:3)
Piensan que lo tienen todo o que ya han alcanzado su máximo potencial en Dios. “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.” (1 Corintios 10:12) “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.” (Filipenses 3:12)
Cambian la atmósfera negativamente.
Resultados de ser una persona Tibia. “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.” (Apocalipsis 3:15-16)
CONCLUSIONES:
Amado hermano que me escuchas hoy, aste esta pregunta: – ¿Cuál es mi Temperatura? – solamente existen tres estados o condiciones en la que puede estar una persona: – Frio-Caliente-Tibio- y ya hemos visto las características de cada una de ellas. Dios dice: ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.” (Apocalipsis 3:15-16)Hermanos, si a través de este mensaje Dios te ha hablado, y has descubierto algo de tibieza en la vida que estás llevando, no te desanimes. Quizás digas: -estoy llevando una vida doble – ya yo no tengo solución- estoy cansado de tantas veces tratarlo e intentarlo y fallar- Déjame decirte que en este día Dios no me ha traído en vano hasta aquí, sino que me trajo para decirte: – que sí se puede- que no te conformes con tu condición- Amado hermano Dios puede llevarte a una nueva dimensión a un nuevo nivel de espiritualidad y de revelación.
Recuerda que cuando decimos que seguimos y servimos a Dios, se está hablando de algo bien serio; y de no ser responsables nuestra salvación estaría en juego.
La Biblia nos dice que Cristo tiene un triple ministerio y nos habla de El como Profeta, Sacerdote y Rey.
EL MINISTERIO PROFÉTICO
El Antiguo Testamento predijo que Cristo vendría como profeta, Deuteronomio 18:15 (véase Hechos 3:23). Jesús mismo habla de sí como profeta en Lucas 18:33, y alega que trae un mensaje del Padre, Juan 8:26-28; 12:49-50; 14:10, 24, predice el futuro, Mateo 24:3-35; Lucas 19: 41-44, y habla con autoridad singular, Mateo 7:29.
No es pues de extrañar que el pueblo le reconociera como profeta, Mateo 21:11, 46; Lucas 7:16; 24:19, Juan 6: 14; 9:40; 9:17. Un profeta es aquella persona que recibe revelaciones divinas en sueños, visiones y mensajes verbales y que las transmite al pueblo de palabra o bien mediante acciones proféticas visibles, Éxodo 7:11; Deuteronomio 18:18; Números 12:6-8; Isaías 6; Jeremías 1:4-10; Ezequiel 3:1-4, 17.
Su obra pertenece al pasado, al presente y al futuro. Una de sus tareas más importantes fue la de interpretar al pueblo los aspectos morales y espirituales de la ley. Cristo fue profeta ya en el Antiguo Testamento, 1 Pedro 1:11; 3:18-20. Asimismo fue profeta cuando estuvo en la tierra, y continuó tal obra, por la operación del Espíritu Santo sobre los apóstoles, después de la ascensión, Juan 14: 26; 16:12-14; Hechos 1:1. Aún ahora su ministerio profético continúa a través de la predicación de la Palabra y de la iluminación espiritual impartida a los creyentes. Esta es la única función que la teoría modernista reconoce en Cristo.
SU MINISTERIO SACERDOTAL
El Antiguo Testamento también predijo que el Redentor que vendría sería sacerdote, Salmo 110:4; Zacarías 6:13; Isaías 53. En el Nuevo Testamento hay solamente un libro en el cual Cristo es llamado sacerdote, la carta a los Hebreos, pero allí encontramos este nombre repetidas veces, 3:1; 4:14; 5:5; 6:20; 8:1. Sin embargo, hay otros libros que hacen referencia a su obra sacerdotal, Marcos 10:45; Juan 1:29; Romanos 3:24-25; 1 Corintios 5: 7; 1 Juan 2:2; 1 Pedro 2:24; 3:18.
Mientras que un profeta representa a Dios delante del pueblo, el sacerdote representaba al pueblo delante de Dios. Ambos eran asimismo maestros, pero mientras el primero enseñaba la ley moral, el otro impartía al pueblo la ley ceremonial. Además, los sacerdotes tenían el privilegio especial de acercarse a Dios, y de hablar y actuar en lugar del pueblo, Hebreos 5:1, nos enseña que el sacerdote era escogido de entre los seres humanos para ser su representante, que era escogido por Dios y actuaba ante El para 82el beneficio de los hombres, y ofrecía dones y sacrificios por los pecados.
Al mismo tiempo intercedía por el pueblo. La obra sacerdotal de Cristo fue de un modo especial, ofrecer un sacrificio por el pecado. Los sacrificios del Antiguo Testamento eran tipos que señalaban el camino hacia el gran sacrificio de Cristo, Hebreos 9:23-24; 10:1; 13:11, 12. De aquí que Cristo -es llamado «el Cordero de Dios», Juan 1:29 y <<nuestra pascua», 1 Corintios 5:7. El Nuevo Testamento nos habla claramente de la obra sacerdotal de Cristo en muchos pasajes: Marcos 10:45; Juan 1:29; Romanos 3:24-25; 5: 6-8; 1 Corintios 5:7; 15:3; Gálatas 1:4; Efesios 5:2; 1 Pedro 2:24; 3:18; 1 Juan 2:2; 4:10 Apocalipsis 5: 12. Las referencias son aún más frecuentes en la carta a los Hebreos 5:1-10; 7:1-28; 9:11-15, 24-28; 10:11-14, 19-22; 12:24; 13:12.
Además de ofrecer el gran sacrificio por los pecados, Cristo como sacerdote, intercede también por Su pueblo. Se le llama nuestro paracleto por deducción de Juan 14:16 y explícitamente en 1 Juan 2:2. Esta palabra significa «uno que es llamado para ayudar, un abogado, uno que defiende la causa de otro». En el Nuevo Testamento, Cristo es llamado nuestro intercesor en Romanos 8:34; Hebreos 7:25; 9:24; 1 Juan 2:1. Su obra intercesora está basada en su sacrificio, y no se halla limitada, como algunos han pensado, a intercesión en la oración.
Cristo presenta su sacrificio a Dios, y sobre tal base pide bendiciones espirituales para su pueblo, los defiende de las acusaciones de Satán, la ley y la conciencia, obtiene el perdón para todas aquellas acusaciones que son justas, y santifica su adoración y servicio por mediación del Espíritu Santo. Su obra intercesora es limitada en su carácter, ya que se refiere sólo a los elegidos de Dios, pero incluye a todos los elegidos, tanto si ya son creyentes como si se hallan aún en el estado de incredulidad, Juan 17 :9, 20.
EL MINISTERIO REAL
Como Hijo de Dios, Jesucristo goza por naturaleza del dominio universal de Dios. En distinción a este dominio universal, hablamos ahora de la majestad que le fue conferida en su ministerio de Mediador. Esta majestad es de dos clases: Su dominio espiritual sobre la Iglesia, y su dominio del universo.
SU MAJESTAD ESPIRITUAL
La Biblia nos habla de ella en muchos lugares, Salmo 2:6; 132:11; Isaías 9: 6-7; Miqueas 5:2; Zacarías 6:13; Lucas 1:33; 19:38; Juan 18:36-37; Hechos 2:30-36. La majestad de Cristo en su soberanía real sobre su pueblo. La llamamos espiritual porque tiene que ver con un reino espiritual establecido en los corazones y vidas de los creyentes, tiene fines espirituales que persigue, es decir la salvación de los pecadores; y su administración es también espiritual a través de la Palabra Santa y el Espíritu Santo. Su ejercicio abarca la reunión, gobierno, protección y perfeccionamiento de la Iglesia. Tanto este gobierno como los límites del mismo reciben en el Nuevo Testamento los nombres de «reino de Dios» y «reino de los cielos».
En su sentido estricto, sólo los creyentes, miembros de la Iglesia invisible, son ciudadanos de este reino. Pero el término «reino de Dios» se usa a veces en un sentido más amplio, incluyendo a todos aquellos que viven donde el Evangelio es proclamado, aun aquellos que ocupan un lugar en la Iglesia visible, Mateo 13:24¬30, 47-50. El reino de Dios, por una parte, es una realidad espiritual y presente en los corazones y vidas de los hombres, Mateo 12:28; Lucas 17:21; Colosenses 1: 18, pero por la otra es también una esperanza futura, que no tendrá lugar hasta la segunda venida de Cristo, Mateo 7:21; Lucas 22:29; 1 Corintios 15:20; 2 Timoteo 4: 18; 2 Pedro 1: 11. Este reino futuro será en su esencia el mismo reino que el presente, es decir, el gobierno de Dios establecido y reconocido en los corazones de los hombres.
Pero será asimismo diferente, ya que será un reino visible y perfecto. Hay quienes opinan que el reino de Cristo cesará en Su segunda venida, pero la Biblia nos dice muy claramente que el reino de Cristo es eterno, Salmo 45:6; 72:17; 89:36-37; Daniel 2.44; 2 Samuel 7:13, 16; Lucas 1:33; 2 Pedro 1:11.
SU DOMINIO UNIVERSAL
Después de Su resurrección Cristo dijo a sus discípulos «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra», Mateo 28:18. Esta misma verdad es repetida en 1 Corintios 15:27 Efesios 1: 20-22. Esta potestad no debería ser confundida con la majestad original de Cristo como Hijo de Dios, aun cuando tiene que ver con el mismo dominio. Esta potestad dada a Cristo tiene que ver con aquella majestad concedida a Cristo en su capacidad de Mediador de la Iglesia. Es como Mediador que Cristo ahora, guía el destino de los individuos y las naciones, controla la vida del mundo entero y la hace sujeta a sus propósitos redentores. Asimismo protege a la Iglesia de los peligros a que se halla expuesta en el mundo. Esta majestad de Cristo continuará hasta que Cristo haya obtenido la victoria completa sobre todos los enemigos del reino de Dios. Cuando tal obra haya sido llevada a cabo, Cristo devolverá esta majestad al Padre, 1 Corintios 15:24-28.
La Palabra de Dios ha sido revelada en las Escrituras y en su Hijo encarnado, Jesús, al describir la importancia de las Escrituras eternas dijo: «No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4.4). También recomendó escrudiñar con constancia la Palabra de Dios: «Escudriñad las Escrituras… ellas dan testimonio de mí». No hay salud ni crecimiento en la vida cristiana si no se establece claramente la prioridad de la Biblia en la vida individual y colectiva. Las Escrituras son la norma definitiva de nuestra fe, moral y práctica cotidiana, y el alimento para nuestro crecimiento en fe, santidad y servicio efectivo. El Espíritu Santo que nos llena es la misma Persona que nos ha dado este libro para nuestra guía y sostén. El autor de este estudio ha comprobado el equilibrio que trae la Biblia en su vida, en su propia experiencia, su ministerio educativo y su liderazgo.
La inspiración divina de la Biblia, LA PALABRA DE DIOS. La autoridad absoluta de la Biblia sobre nuestras vidas está basada en nuestra convicción de que este libro no contiene meramente la Palabra de Dios, sino que es la Palabra de Dios, en su totalidad y en cada una de sus partes. Este texto da testimonio de ello, y describe el significado real de esta inspiración (aliento de vida): 1) Es la Palabra del Espíritu Santo. Theopneustos (griego), traducido por «inspiración de Dios», literalmente significa «aliento divino». Describe la fuente de donde procede toda la Biblia (esto es, «toda la Escritura»), como algo que trasciende la inspiración humana.
La Biblia no es el producto de una elevada conciencia humana o un iluminado intelecto, sino que es directamente «inspirada» por Dios mismo. 2) En 2 Pedro 1.20, 21 se explica esta verdad, y se agrega que nada del mensaje de las Escrituras nace de la opinión privada o particular del escritor (v. 20), y que cada escritor que participó en la producción de las Sagradas Escrituras fue «movido por» (literalmente «llevado, conducido») el Espíritu Santo. Esto, sin embargo, no significa que los escritores fueran utilizados por Dios para escribir como autómatas, sin su participación consciente. Dios no pasa por encima de aquellos dones del intelecto y la sensibilidad que ha dado a sus criaturas. (Mantente alerta y advertido en todos los casos en que ciertos individuos reclaman escribir «automáticamente» cualquier cosa, en cualquier tiempo, por cuanto el Espíritu Santo nunca funciona de esa manera.) 3)
En 1 Corintios 2.10–13 se abunda en torno a este proceso mediante el cual fue dispensada la revelación del Espíritu Santo. El versículo 13 dice que aun las palabras que se usaron en la redacción de la Biblia (no tan solo las ideas), fueron inspiradas por el Espíritu Santo, quien movió a los autores respectivos a escribir, «acomodando lo espiritual a lo espiritual» (literalmente «acomodando palabras espirituales a ideas espirituales»). Este punto de vista bíblico sobre el origen de la Biblia se conoce como la inspiración verbal plenaria de las Escrituras, lo cual significa que cada palabra ha sido inspirada por el Espíritu Santo de Dios.
La completa integridad de la Biblia. LA PALABRA DE DIOS. El que se mencione que «la ley de Jehová es perfecta», constituye una referencia directa a la absoluta, completa e indudable integridad de las Sagradas Escrituras. La Palabra de Dios es perfecta en su certeza y segura en su confiabilidad.
Generalmente se utilizan dos términos para describir estos aspectos de la Palabra de Dios: 1) Inerrable (perfecta), lo cual significa que en las copias originales escritas por el autor o autores de cada manuscrito, de cada uno de los libros de la Biblia, nada ha sido afectado por el error. (Además, la excelente protección de las Escrituras a través de los siglos nos asegura que las copias llegadas a nuestros días reproducen esencialmente los originales. Aún los críticos literarios que no reclaman fe en la verdad de la Biblia, testifican que, debido a haber permanecido inalterable y exacta, esta es la obra más confiable de las transmitidas desde la antigüedad.)
2) Infalible se refiere al hecho de que la Biblia no falla como guía absolutamente confiable para nuestra fe (creencia en Dios) y práctica (vida y comportamiento). Ello se debe a que Dios es fiel (Jn 3.33; 17.3), su Palabra veraz (Jn 17.17) y no puede mentir (Nm 23.19; Tit 1.2; Heb 6.18).
El contenido de la Palabra de Dios está completo, LA PALABRA DE DIOS. La palabra «canon» es el término usado para describir el número completo de los libros de la Biblia; el canon cerrado de los 66 libros de las Sagradas Escrituras. Proviene de antiguas palabras que significaban «vara de medir», y se aplica aquí a fin de designar a aquellos libros que llenan los requisitos para ser reconocidos como de inspiración divina.
La Biblia nos advierte contra el intento de sustraer o añadir de su contenido. Justo al final de la Biblia, en Apocalipsis 22.18, e inspirada en la providencia y la sabiduría de Dios, hallamos una afirmación concluyente en cuanto a esto. Aunque se refiere directamente al libro de Apocalipsis, la mayoría de los eruditos bíblicos dicen al respecto: «Añada o sustraiga de la Biblia bajo su propio riesgo». (Un clásico estudio acerca del juicio por «quitarle» a la Palabra de Dios puede leerse en Jer 36.20–32).
Sobre este tema debemos tener en cuenta lo siguiente: Cuando nos referimos a la «revelación de las Escrituras», es importante que distingamos el orden ya consumado de la revelación divina de cualquier otro uso del término revelación, sin importar cuan sagrado sea. Hay muchos hoy día que no conocen la diferencia entre una «revelación» (el conocimiento o la idea que puede provenir de Dios, de otro ser humano o del diablo) y la revelación de Dios, la cual se encuentra en el canon cerrado de las Escrituras.
Debido a que hay muchos libros que afirman ser inspirados divinamente, una actitud ingenua hacia ellos puede resultar en confusión y una posible destrucción. Es interesante notar que aun en tiempos de Jesús varios libros, considerados todavía hoy por algunos como parte del Antiguo Testamento, ya existían. Sin embargo, en ninguna de las 64 ocasiones en que Jesús cita el Antiguo Testamento se mencionan estos libros. La Biblia es completamente confiable, está completa, y basta para responder completamente cualquier cosa que necesitemos conocer sobre la salvación eterna o la sabiduría práctica en torno a nuestras relaciones, la moral, el carácter o la conducta a seguir.
Jesús y las Sagradas Escrituras, LA PALABRA DE DIOS. Como Rey resucitado, el Mesías de Dios y nuestro Salvador, nuestro Señor Jesucristo nos ha dado algunas de las más importantes enseñanzas sobre la autoridad y la naturaleza de la Palabra de Dios. 1) Jesús confirma la verdad de que cada palabra de las Escrituras ha sido dada por Dios. Llega hasta hacer una referencia directa a la letra más diminuta («jota», literalmente yod, que es la contraparte hebrea a nuestra letra «i» o «j»), y el signo más pequeño de puntuación, la «tilde». No hay qué discutir: Jesús creía en la inspiración plena de la Biblia y así lo enseñaba: que toda palabra es inspirada por Dios (véase 2 Ti 3.16). 2) Jesús también sostiene que toda verdad que la Biblia enseña es inviolable.
En Mateo 5.17–19, el Señor insiste en que cualquiera que enseñe algo contrario a la Escritura no está en armonía con el orden de su reino. 3) Jesús da testimonio de la indisolubilidad de las Escrituras (Jn 10.35).
Cuando dice «la Escritura no puede ser quebrantada», Él literalmente está describiendo la absoluta inviolabilidad de la Palabra de Dios, desde el lado del hombre (no traten de minimizar su verdad o sentido), y la total garantía de ella por el lado de Dios (Él la mantendrá en alto; su Palabra no será anulada o conmovida).
Mateo 24.35 es el versículo más citado en este respecto: ¡Toda la creación puede desaparecer, pero la Palabra de Dios permanecerá para siempre! 4) Jesús afirma la credibilidad del AT en general (Jn 5.39), pero también de los milagros que allí se relatan, los cuales no consideró creencias supersticiosamente sustentadas, toleradas por Él entre aquellos a quienes se dirigió. Más bien, Jesús fue la Verdad Encarnada; y como la personificación de la verdad, su testimonio es decisivo. Nótese que Jesús creyó en los relatos bíblicos de: (a) Adán y Eva como la primera pareja (Mt 19.4, 5); (b) la destrucción literal de Sodoma y Gomorra (Mc 6.11; Lc 17.29, 30); (c) la realidad de Noé y el diluvio (Mt 24.37, 38); (d) la veracidad y confiabilidad de la profecía de Daniel (Mt 24.15); (e) la historia de Jonás y el gran pez (Mt 12.39, 40); y (f) el milagro del maná, así como otros prodigios ocurridos durante la travesía por el desierto en tiempo de Moisés (Jn 3.14; 6.31, 32). Por último, 5) Jesús predijo y autorizó las Escrituras del NT. En Juan 14.26 y 16.12, 13, indicó que el ministerio venidero del Espíritu Santo traería a la mente de los apóstoles las cosas que después deberían escribirse o registrarse. Su anticipación de ese ministerio no solamente confirma esa faceta de la misión apostólica, sino que también indirectamente afecta el canon de las Escrituras, después de que se completara esta tarea. (Véase el artículo sobre Pr 30.5, 6.)
Cómo debe ser ministrada la Palabra de Dios, LA PALABRA DE DIOS. Creer en la veracidad de la Palabra de Dios no es garantía de que ministraremos esa verdad en el Espíritu de Dios. En Efesios 4.15 se describe el crecimiento y la madurez en el cuerpo de Cristo como algo relacionado con nuestro hablar «la verdad en amor».
En las palabras de 2 Corintios 3.6, el apóstol Pablo advierte acerca del peligro de que la Palabra de Dios sea ministrada literalmente, y no como palabra vivificante. No necesitamos preguntarnos si esto es posible, siendo el Espíritu de Verdad (1 Jn 4.6) y el Espíritu de Vida (Ro 8.2) el mismo: ¡el Espíritu Santo! Al combinarlos, siempre se pondrán de manifiesto tres cosas: 1) Ser fieles a la hora de «usar bien»la palabra de verdad (2 Ti 2.15). «Que usa bien la palabra de verdad», significa poner la verdad en primer lugar.
(Nunca fue la intención de este versículo «dividir» la Palabra por segmentos, sino más bien abordar de forma directa e inmediata toda la verdad y hacerle frente a todas sus implicaciones.) 2) Una presencia constante de amor, aun en las manifestaciones más exigentes de corrección o juicio. En el texto arriba (2 Co 3.6; Ef 4.15) ya lo hemos discutido, pero las tendencias humanas necesitan de este recordatorio.
Un sentido de urgencia puede acompañar a nuestro mensaje, y una infusión de pasión, a esa entrega de nuestro mensaje: pero enojo, impaciencia e irritación no proceden del Espíritu de vida, por más que sea literalmente exacta la interpretación de la Biblia o la predicación que se haga de ella. 3) Esperar las señales que siguen a la predicación de la Palabra de Dios. Jesús prometió esto, y la iglesia primitiva lo experimentó en sus comienzos (Mc 16.15–20); Pablo lo describe como norma de su ministerio (1 Co 2.1–5; 1 Ts 1.5); y la epístola a los Hebreos lo endosa como parte de «una salvación tan grande» (Heb 2.1–4).
Esta última referencia muestra que la confirmación de la Palabra de Dios, con señales y prodigios, no solamente verifica la presencia viva de Cristo allí donde se predica su evangelio, sino que también nos advierte contra el alejarnos de la nueva vida, a la cual todos hemos sido llamados. (2 Co 3.6, Lc 16.18, Pr 30.9, Sal 19.7, 2 Ti 3.16)
Jack W. Hayford
Biblia Plenitud : La Biblia De Estudio Que Le Ayudara a Comprender a Aplicar La Plenitud Del Espiritu Santo En Su Diario Vivir. electronic ed. Nashville : Editorial Caribe, 2000, c1994, S.